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De vacaciones

Francisco Díaz Palafox

Prácticamente hoy comienzan las vacaciones de semana santa. Casi todo mundo hizo sus maletas y tomará un respiro para ver si puede olvidar, aunque sea por unos días, la vorágine de los escándalos políticos y de corrupción. De hecho el ambiente está tan relajado que podría decirse que no hay asuntos relevantes qué comentar.

Claro que materia nunca falta. Pese a la cortina de humo que levantaron los escabrosos descubrimientos de los que nos enteramos recientemente a través del videogate, los problemas reales del país y de la gente siguen ahí. Entre otros, los pequeños comerciantes al igual que los grandes empresarios están desesperados porque aun con todas las cifras con las que nos quieren convencer de que vamos de maravilla, los ingresos de los negocios no dan ni siquiera para pagar las nóminas; la inseguridad sigue siendo motivo de angustia en las familias y, en la ciudad de México, el tráfico se convierte cada día en un mayor caos debido a que la construcción del tapanco en el periférico ha sido un desorden.

Por eso, esta semana la mayoría de los políticos y los gobernantes decidieron dedicar su tiempo a afinar, con el mayor detalle, los preparativos para sus placenteras y justas vacaciones. Ellos como el resto de la opinión pública también están fastidiados del acoso de los medios que les inquieren sobre sus agendas, sus amistades y hasta sobre sus relaciones personales.

En fin de lo que deben cuidarse quienes tienen una vida pública financiada con los impuestos en estas próximas vacaciones es sobre todo de las cámaras indiscretas, de los videos, y hasta si se echan una copita de más. El esfuerzo para organizar estos días de asueto ha sido formidable. En esta ocasión, los políticos serios debieron revisar hasta el último detalle. En principio, tienen que asegurarse a nombre de quien está la matrícula de los aviones que utilizarán, en caso de que algún amigo les haya prestado su aeronave para disiparse de las presiones de la función pública; a quienes les gusta el juego deben estar pensando en que esta ocasión sólo podrán apostar en las maquinitas de Las Vegas y en no aceptar ninguna cortesía, so pena de ser filmados como le pasó al ex secretario de finanzas del DF.

Luego deberán revisar que todos sus gastos sean cubiertos con cuentas personales y de ser fotografiados sólo junto a sus familiares o personas que gocen de buena reputación, aunque a estas alturas queden muy pocas. En todo caso, es mejor cancelar cualquier tentación por los recuerdos gráficos.

Por último, es probable y quizás aconsejable que varios de esos políticos que en fechas recientes han estado involucrados en tantos escándalos aprovechen la Semana Mayor, además de preparar su defensa, hagan un acto de contrición y se arrepientan de sus errores, así como de andarse llenando los bolsillos de dólares. Una buena acción sería que dijeran a quien le dieron el dinero o en qué se lo gastaron, aunque eso implique cancelar las expectativas presidenciales de su jefe.

Quienes lamentablemente no tendrán descanso son los periodistas. Porque como ya está visto que los espectáculos políticos son más rentables que cualquier otra nota, pues deberán entonces darse a la caza de todos aquellos a quienes les pudieran sacar sus trapitos al sol.

Y en donde sí no hay problema es en la mayoría de las secretarías de Estado de la administración foxista. Ahí si la Semana Santa les vendrá de maravilla. Al menos no tendrán la monserga de estar atendiendo a inoportunos ciudadanos que exigen la solución de sus problemas o a una prensa inquiriente que no los deja trabajar. Por lo pronto, ahí se continuarán las vacaciones que comenzaron hace 40 meses.

Con sus jugosos salarios, sobresueldos y bonos seguramente abarrotarán los tan de moda “outlet” norteamericanos y, en una de esas, entre prueba y prueba de alguna prenda fuera de temporada logran de ponerse de acuerdo con sus homólogos y sacar adelante por lo menos alguno de los asuntillos con los que están atosigados. Es pues hora del descanso y de disfrutar unos días de la ausencia de las conferencias de prensa en las que informan de los avances en la construcción de una obra como si se tratara de la salud de un enfermo grave; de los dislates de funcionarios; de los autodestapes tempraneros o de los ataques entre políticos. Por esa razón, esta columna también tomará una semana de vacaciones.

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