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Déficit|Muy pocos quieren ser curas

Reconoce la Diócesis de Torreón que hay una “crisis de identidad” y una baja en el número de seminaristas.

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Con 1.5 millones de fieles bautizados por atender, la Diócesis de Torreón dispone de 140 sacerdotes para ofrecer sus servicios en las 50 parroquias de la Comarca Lagunera de Coahuila.

En teoría, cada sacerdote atiende a diez mil 714 católicos, sin embargo, algunos religiosos están enfermos y otros llevan sus servicios a lugares fuera de la región. Y la posibilidad de que en un futuro el número se incremente es poco probable. La razón: los jóvenes tienen poco interés en dedicarle su vida a Dios.

El padre, Ignacio Mendoza Wong, director de Comunicación Social de la Diócesis de Torreón, reconoce que hay una crisis de identidad y en consecuencia el número de seminaristas ha disminuido drásticamente.

En la actualidad en el Seminario de Torreón estudian 70 jóvenes. Señala que Iglesia Católica ha vivido distintas etapas antes y después del Concilio Vaticano Segundo. A partir de la década de los sesentas, muchos alumnos abandonaron sus estudios.

“Esta crisis se planteó a nivel mundial, el ingreso de jóvenes a los seminarios disminuyó, no todas las iglesias experimentaron este fenómeno, simplemente en Guadalajara hay más de mil alumnos, se pueden dar el lujo de prestar sacerdotes a otras diócesis”.

En los setenta, el Seminario de Torreón resultó demasiado grande para tan pocos alumnos, el edificio por algunos años se tuvo que rentar como local. A partir de 1985 los jóvenes se mostraron nuevamente interesados en la vida sacerdotal y fue necesario regresar a las instalaciones tradicionales.

“Desde entonces hemos visto un incremento interesante de jóvenes que ingresan al seminario con la finalidad de descubrir su vocación, pero sí, es verdad, hay un déficit de sacerdotes, en comparación con otras épocas no tenemos el mismo número considerable de estudiantes”.

Y añade: “en la Diócesis somos 140 sacerdotes tanto del clero regular como secular, atendemos los cinco municipios de la Comarca Lagunera de Coahuila, incluyendo las parroquias, los colegios, los centros de trabajo pastoral, además hay religiosos enfermos, otros por distintas razones no pueden prestar sus servicios porque están realizando otras actividades fuera de la región”.

Mendoza Wong reconoce que el número de sacerdotes no es suficiente para atender a los fieles católicos como es debido. Algunas razones: “culturalmente vivimos en otros tiempos en donde los valores religiosos no están tan puestos en el centro de la formación humana”.

En la actualidad, dice, no sólo los jóvenes sino las personas en general tienen otras motivaciones y eso condiciona la manera en que se plantean su futuro. La sociedad presenta muchas alternativas donde la posibilidad de dedicar la vida al sacerdocio es mínima.

“En un terreno no abonado adecuadamente por la formación religiosa, es difícil y complicado esperar que dé frutos y dé semillas. Es poco probable el deseo de consagrase a Dios cuando en la sociedad moderna hay otros valores y otros principios”.

Y por la secularización del mundo, el padre considera que hoy en día quienes deciden ingresar al Seminario tienen una búsqueda más auténtica, un deseo real por descubrir cuál es su vocación. Otro de los factores decisivos en la disminución de estudiantes es que ahora a los padres de familia no les interesa que alguno de sus hijos dedique su vida a Dios como sucedía en otras épocas.

“A nosotros nos sorprende cómo llegan al Seminario muchachos que en su familia no tienen ningún religioso, pero la vocación es un misterio al final de cuentas, consideramos que es más fácil que un joven descubra una posible vocación a la vida sacerdotal cuando sus padres cultivan los valores espirituales o cristianos”.

El llamado del Señor

Rodolfo Reza Palomares, rector del Seminario de Torreón, acepta que hay una disminución considerable en el número de estudiantes en comparación con otras épocas. Ahora son pocos los jóvenes que sienten el “llamado del Señor”.

“Las causas son muchas, no tanto que no haya vocaciones, estoy seguro que Dios sigue sembrando en el corazón de los jóvenes el llamado hacia la vocación del ministerio sacerdotal, el problema es que estamos en un mundo cambiante, secularizado, en el que los valores cristianos y humanos, se van perdiendo cada vez más”.

Para el sacerdote esos factores provocan que no haya un ambiente propicio en donde pueda crecer y desarrollarse la vocación hacia el sacerdocio ministerial. En las familias no existe la inquietud de que sus hijos dediquen su vida a Dios.

“Es parte del cambio social, no tiene mucha resonancia en los padres de familia el hecho de que en sus hijos pudiera haber vocación, más aún, en algunos casos hay abierta oposición y la razón no es el surgimiento de nuevas religiones”.

El problema principal, dice, es que la sociedad va caminando cada día hacia un mundo más secularizado, en el cual es poco probable que los padres de familia y los hijos, puedan tratar como un valor la vocación de la vida sacerdotal.

Sin embargo, Rodolfo Reza Palomares no descarta que en un futuro la situación pueda cambiar y el reto de la Iglesia es precisamente despertar el interés en los jóvenes a través de una intensa promoción vocacional.

“Con ese trabajo tenemos que llegar a las familias, tenemos que crear el ambiente propicio para que los jóvenes puedan captar el posible llamado y hacerles ver el valor de la vocación”.

En el Seminario de Torreón existe un departamento vocacional, el objetivo es ayudar a los jóvenes a descubrir el llamado de Dios, “a través de jornadas masivas tratamos de detectar muchachos con inquietudes y a quienes muestran tal vocación más definida se les da un acompañamiento personal para que puedan discernir con mayor claridad”.

Explica que los estudios en el Seminario tienen varias etapas: Curso Introductorio, Filosofía, Teología y Magisterio. Los jóvenes pagan poco dinero por su carrera porque sus familias son de escasos recursos económicos, la mayoría está becado.

“El Seminario se sostiene más que nada de la ayuda y el apoyo que nos da la comunidad cristiana, además organizamos una serie de actividades como las colectas para obtener recursos económicos, ésos son nuestros canales de ingresos”.

El rector asegura que la mayoría de los estudiantes tiene una actitud definida aunque siempre existe la posibilidad de que durante su carrera elijan continuar en el Seminario o abandonarlo, decisión que siempre es respetada.

“Las dudas por lo general se dan al principio de la carrera, sobre todo al dar el primer paso del Curso Introductorio para entrar a Filosofía”.

Reza Palomares no descarta que en un futuro el número de seminaristas disminuya aún más pero está seguro que quienes ingresen será con una mayor decisión ante un posible llamado de Dios al sacerdocio ministerial.

Crisis nacional

De acuerdo al Departamento de Estadística de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Iglesia Católica dispone de sólo 14 mil 719 sacerdotes y diáconos para ofrecer sus servicios religiosos en las cinco mil 784 parroquias. En México hay 89.6 millones de fieles bautizados.

Para realizar adecuadamente su labor, la Iglesia requeriría de al menos otros diez mil sacerdotes, según la Comisión Episcopal de Seminarios y Vocaciones. La CEM estima que cada uno de los poco más de 14 mil religiosos católicos que existen en el país tiene que atender en promedio a seis mil 382 fieles.

La cifra se dispara, sin embargo, en el caso de algunas demarcaciones religiosas, como en la Diócesis de Neza, donde existe un sacerdote por cada 50 mil católicos bautizados; en la de Ciudad Juárez, con uno por cada 29 mil; en la Arquidiócesis de Acapulco, con uno por cada 25 mil o en la prelatura de Cancún-Chetumal, con un cura por cada 22 mil fieles.

En cambio, en la Arquidiócesis de México la proporción es de un sacerdote por cada dos mil 600 fieles, en las de Morelia y Guadalajara de uno por cada cuatro mil 500 y en la Diócesis de Tuxtla Gutiérrez de uno por cada cuatro mil 700.

La otra cara de la moneda

Felipe de Jesús de León Perales siempre tuvo la inquietud por conocer la vida del Seminario. Conforme participaba en las actividades de la iglesia a donde acudía, el sentimiento fue creciendo hasta descubrir su vocación.

Su meta fue estudiar un año en el Seminario. Ése fue el tiempo que se fijó para descubrir si su inquietud era real. Ya han pasado cuatro años y ahora dice estar convencido de dedicar su vida a Dios.

Cuando tomó la decisión de ingresar al Seminario, sus padres se mostraron sorprendidos. Aunque son católicos nunca consideraron la posibilidad de que uno de sus hijos tuviera vocación para la vida sacerdotal, sin embargo, apoyaron a Felipe de Jesús en todo momento.

“Mi familia nada más es de misa dominical, nunca ha participado activamente en las actividades de la Iglesia. Conmigo todo comenzó cuando me involucré en el grupo juvenil, después fue tomando otro sentido para mí”.

Cuando ingresó al Seminario tenía 18 años, en la actualidad tiene 22. “La primera vez que entré y vi las instalaciones tuve una motivación. Ni al principio ni ahora me dio miedo a equivocarme, al inicio fue una experiencia, después me di cuenta que éste es mi camino”.

Felipe de Jesús considera que quienes ingresan al Seminario y no terminan sus estudios, no perdieron el tiempo, pues la experiencia siempre es enriquecedora. Antes tuvo una vida normal como cualquier joven, incluso le gustaba acudir a las fiestas y tener novia.

“Pero llega un momento en que eso no te llena. Estando aquí o estando afuera hay que valorar la experiencia, precisamente el contacto con la gente es lo que me hace sentir seguro de que no equivoqué mi camino”.

Por casualidad

David Pérez Ortiz reconoce que en un principio su idea era sólo estudiar la preparatoria en el Seminario de Torreón. Nunca participó ni en los grupos juveniles ni en la catequesis de alguna iglesia. Acudía de vez en cuando a misa los domingos.

“Simplemente me movió buscar una experiencia diferente para estudiar, sólo quería hacer la preparatoria en un ambiente distinto y con esa convicción entré al Seminario, al principio me costó adaptarme al ritmo porque iba a dejar de vivir con mi familia”.

Sin embargo, el ritmo y la vida en el Seminario, le fue llamando la atención, después su interés fue descubrir si podía servir para el ministerio sacerdotal. Su motivación y sus intereses cambiaron a pesar de que su familia nunca estuvo del todo de acuerdo.

“Tenía miedo de que mi familia se opusiera, cuando hablé para pedir informes casi me escondí en la cocina a hablar por teléfono, no quería que se dieran cuenta de que quería ingresar al Seminario, gracias a Dios terminaron por aceptarlo”.

Ingresó a la carrera todavía sin una plena convicción de convertirse en sacerdote, pero conforme siguió con los estudios se percató de que tenía vocación para dedicar su vida al Señor. De sus 20 años de edad, lleva seis en el Seminario.

Antes, en la secundaria, tuvo dos novias y asegura que cuando decidió estudiar la preparatoria en el Seminario, no había tomado en cuenta que tendría pocas oportunidades de formalizar una relación sentimental.

“La Iglesia nunca va a tener la función de una esposa, pero la misma formación te da elementos para comprenderlo. A mis padres lo que les preocupaba era que no iban a tener nietos, afortunadamente tengo dos hermanos, aunque se asustaron cuando uno de ellos dijo que también quería ingresar al Seminario, pero al final desistió, además ya cerraron la preparatoria”.

David Pérez Ortiz asegura estar contento y las dudas ya quedaron atrás. “El cielo no se va abrir para que puedas escuchar el llamado de Dios, por nosotros mismos debemos descubrir si tenemos vocación sacerdotal”.

LA ESPERANZA

“En el Seminario está el futuro de la Diócesis de Torreón, por eso tiene un lugar especial en el corazón de los fieles, pues aquí están los futuros pastores y de su formación va a depender la calidad del servicio pastoral”.

Rodolfo Reza Palomares,

rector del Seminario de Torreón

LA VOCACIÓN

“Los jóvenes deben abrir su vida a la experiencia de Dios para descubrir si tienen una vocación, esto para evitar el riesgo de asumir la vida sacerdotal como una profesión”.

Ignacio Mendoza Wong,

director de Comunicación Social de la Diócesis de Torreón

LA EXPERIENCIA

“Creo que los jóvenes deben darse la oportunidad de conocer la vida sacerdotal, a veces nosotros mismos nos truncamos, no hay que tener miedo a equivocarse porque los errores no existen, todo es experiencia”.

Felipe de Jesús de León Perales,

estudiante del Seminario de Torreón

LOS TEMORES

“Los jóvenes no deben tener miedo, la sociedad ha encasillado el ministerio sacerdotal y ha creado ciertos mitos, si hay una inquietud deben venir al Seminario porque existen muchos espacios donde pueden aclarar sus dudas”.

David Pérez Ortiz,

estudiante del Seminario de Torreón

LOS QUE ESTUDIAN

En el Seminario de Torreón estudian 70 alumnos:

Preparatoria /10

Curso introductorio /17

Filosofía /20

Teología /22

Magisterio /1

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

Nota: Los seminaristas cursan Teología en la Ciudad de México y en Monterrey, Nuevo León

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