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WASHINGTON, EU.- En una contienda muy cerrada por la Presidencia, ocho estados que sólo representan 99 votos electorales podrían definir quién ocupará la Casa Blanca.
Aunque otra decena de estados también serían de gran importancia si cualquiera de los dos candidatos adquiere una ventaja considerable, el presidente George W. Bush y el senador demócrata John Kerry entraron a la recta final de la campaña asumiendo que eso no ocurrirá.
Sus estrategias se concentraron intensamente -aunque no en forma exclusiva- en contiendas básicamente empatadas en la Florida, Ohio, Pensilvania, Wisconsin, Iowa, Nevada, Nueva Hampshire y Nuevo México.
Las encuestas a nivel nacional indican que la competencia está muy cerrada, pero una gran mayoría de los estados apoya abrumadoramente a uno de los candidatos, dejando a un puñado de entidades la decisión sobre quién será el próximo Presidente.
En conjunto, la Florida, Ohio y Pensilvania representan 68 de los 99 votos de esos estados de opinión dividida. Forman un triángulo de influencia sin igual en el mapa político.
“Quienquiera que gane dos de esos tres (estados) obtendrá la Casa Blanca y espero que sea mi favorito”, dijo el consultor demócrata Greg Haas.
Con 270 votos electorales necesarios para obtener la Presidencia, 26 estados respaldan sólidamente a Bush o se inclinan a su favor, para un total de 222 votos electorales, según un análisis de The Associated Press. El Distrito de Columbia y 16 estados están con Kerry o se inclinan a su favor, para 217 votos electorales.
Cuando sólo faltan 16 días para las elecciones, el Presidente necesita reunir al menos 48 de los 99 votos electorales restantes de los estados de opinión dividida para ser reelegido. Kerry necesita 53 para detenerlo.
Según las encuestas, tanto públicas como privadas y entrevistó a analistas en estados cruciales en los días posteriores al último debate del miércoles. Aunque todos los sondeos sugirieron que Bush podría estar ganando terreno sobre Kerry, el consenso fue que la contienda estaba excepcionalmente cerrada al entrar en las últimas dos semanas de campaña.
Un repunte de cualquiera de los dos candidatos -de tres o cuatro puntos porcentuales en las encuestas a nivel nacional- podría inclinar los ocho estados y los 99 votos electorales hacia un candidato, enfilándolo a propinarle una paliza electoral a su contrincante, con más de 300 de dichos votos.
Eso podría hacer que otros estados modificaran sus preferencias: Minnesota, Michigan, Maine y tal vez incluso Nueva Jersey, todos inclinados actualmente hacia los demócratas, si Bush adquiere ventaja; y Colorado, Virginia Occidental y Arizona, que favorecen a los republicanos, si Kerry despunta.
Bill Clinton, que se recupera de una cirugía de corazón, ha pedido a Kerry que compita en Arkansas, estado natal del ex Presidente.
Además, demócratas, republicanos y los grupos de activistas de derecha e izquierda han militado durante meses para habilitar votantes después del cuasi-empate de 2000 y con la estrechez del margen en las encuestas ahora.
Ahora que han vencido los plazos para la habilitación, los activistas de uno y otro bando militan para llevar a los habilitados a los comicios. Estos esfuerzos apuntan en gran medida a las minorías, en particular al bloque enorme -y creciente- de votantes hispanos.
Todo indica que habrá una gran afluencia a las urnas, en vista de la gran audiencia que tuvieron los debates y el número inusitado de ciudadanos que dicen que han prestado atención a la campaña desde el inicio.
Del nivel de concurrencia podría depender la victoria o derrota en los estados más disputados. Los demócratas utilizan los temores por la guerra en Irak y el estado de la economía como señuelos para atraer votantes. Por su parte, los republicanos cuentan con el apoyo de grupos religiosos y partidarios de posiciones conservadoras.
A pesar de las sumas enormes que han gastado ambos bandos en publicidad para atacar al otro, los tres debates presidenciales y uno entre los candidatos a Vicepresidente han mostrado a los candidatos tal como son, en primer plano y sin maquillaje, por encima de las caricaturas de campaña.
Kerry, el más beneficiado por los debates, destacará sus diferencias con Bush en cuanto a impuestos, jubilaciones, salud pública, aborto, investigaciones médicas con células troncales y candidatos a la Suprema Corte, dijeron sus asesores.
Bush y sus partidarios seguirán mostrando al demócrata como un hombre indeciso y situado “en la margen izquierda” de la política nacional, como dijo el Presidente en el último debate.