Internacional Jeffrey Epstein Chile Israel-Palestina Donald Trump Narcotráfico

Demanda El Papa fin de violencia mundial

AGENCIAS

CIUDAD DEL VATICANO.- Juan Pablo II presidió ayer en la Basílica de San Pedro del Vaticano la Pasión del Señor, durante la cual el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, dijo que hay que romper el frenesí de muertes y cadena de venganzas que tienen al mundo sin respiración.

El franciscano Cantalamessa condenó con firmeza la violencia que azota el mundo y abogó para que los hombres luchen por la justicia sin echar mano a la violencia.

El predicador de la Casa Pontificia reiteró que no se puede justificar la violencia en nombre del progreso y tampoco la violencia en nombre de Dios.

Agregó que es necesario convertir esos corazones “endurecidos” y mostró su pesar por el hecho de que la violencia no sólo angustia al hombre con las guerras, sino que ha invadido campos que tenían que ser “remedios” contra la violencia, como el deporte y la vida familiar.

Durante la celebración de los Oficios del Viernes Santo también se pidió por la “verdadera” paz y libertad en el mundo, por la salud de Juan Pablo II y para que los emigrantes y desterrados puedan regresar a sus hogares.

A la celebración de la Pasión del Señor asistieron varios miles de personas, que tuvieron que pasar en una tarde lluviosa y desapacible por detectores de metales para poder acceder a la plaza de San Pedro y a la basílica vaticana.

Un fuerte, pero discreto, dispositivo de seguridad, ha sido puesto en marcha en estos días de Semana Santa ante El Vaticano y otros lugares de culto de Roma por parte de las autoridades italianas ante el temor a atentados terroristas.

La Pasión del Señor fue presidida por Juan Pablo II, que desafió su delicado estado de salud y se mantuvo arrodillado en oración durante varios momentos de la solemne ceremonia.

El anciano Pontífice que se ve obligado a desplazarse en un sillón especial de ruedas no dudó en arrodillarse al principio de la celebración y durante el momento de la adoración de la Cruz.

El cardenal Joseph Ratzinger celebró la ceremonia, ayudado por el cardenal español Julián Herranz y el italiano Mario Francesco Pompedda.

La Liturgia del Viernes Santo es la única del año en la que no hay consagración, pero sí comunión. Durante la misma se leyeron todos los pasos del Evangelio, que van desde el arresto de Jesús hasta su muerte crucificado y su entierro en el Sepulcro.

Juan Pablo II, que presentaba buen aspecto, se sentó frente al altar mayor del templo. No pronunció homilía y, como los varios miles de personas que llenaron la basílica vaticana, pidió por la paz en el mundo y escuchó con gran atención la narración que hizo de la pasión el predicador de la Casa Pontificia.

Las plegarias se hicieron en diez idiomas, entre ellos español, portugués y árabe.

En árabe se pidió para que Dios ilumine la mente y el corazón de los llamados a gobernar la comunidad civil, “y busquen el bien común en la verdadera libertad y en la auténtica paz”.

En español se pidió a Dios por todos los que en el mundo sufren las consecuencias del pecado, para que cure a los enfermos, dé alimento a los que padecen hambre, libere de las injusticias a los perseguidos, redima a los encarcelados, conceda volver a casa a los emigrantes y desterrados, proteja los que viajan y salve a los moribundos.

También se pidió por la salud del Pontífice, “para que le conceda vida y salud y lo conserve en su Santa Iglesia como guía y pastor del santo pueblo de Dios”.

Asimismo, se pidió por los catecúmenos, por la unidad de los cristianos y por el pueblo hebreo, por los que no creen en Dios y por los cristianos.

Una cruz cubierta con una tela roja, colocada en el altar mayor de la Basílica de San Pedro, presidió la solemne ceremonia.

Leer más de Internacional

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Internacional

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 82764

elsiglo.mx