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Hermosillo, SON.- La migración debe entenderse como un fenómeno socioeconómico y humano y no como un crimen, por lo que es necesario que se reconozcan y respeten los derechos humanos de todos los migrantes cualquiera que sea su condición.
El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes Fernández, dijo que “los seres humanos que alguna vez salieron de su lugar de origen en busca de mejorar sus condiciones de vida, merecen ser respetados y protegidos”.
Al participar en el Foro Parlamentario Euro-Mexicano sobre Migración, expuso que las instituciones públicas y la sociedad en conjunto deben velar por el respeto y protección de los migrantes, utilizando instrumentos como el derecho y la ética.
Anotó que deben utilizarse como actitudes básicas la solidaridad y la compasión por el prójimo. Las causas de la migración son multifactoriales, pero influye de manera determinante la pobreza, la marginación, la reunificación o la desintegración familiar.
Manifestó que “en México vivimos las consecuencias de privilegiar vínculos comerciales por encima de todos los demás puntos de la agenda bilateral con Estados Unidos, dejando de lado la protección de nuestros migrantes”.
Sólo en los últimos tiempos se ha podido abrir un espacio importante para discutir e intentar poner en la mesa de acuerdos la relación migratoria con Estados Unidos, volviéndose un asunto de interés prioritario, expresó.
Subrayó que “como país debemos reconocer que tenemos un atraso en materia de protección a los migrantes ante las condiciones de abuso, maltrato y pérdida de la vida a que están expuestos. Esto nos obliga a erradicar la indolencia hacia esa situación”.
En México sigue vigente la necesidad de atender, como parte de una política de Estado, y para evitar más muertes y violaciones a los derechos humanos, el tema migratorio en las entidades federativas expulsoras de trabajadores, las de tránsito y las fronterizas.
Destacó la urgencia de lograr resultados en la acción de los consulados mexicanos y solicitar al gobierno estadunidense que revise sus estrategias de control, impulse programas de regularización migratoria y otorgue permisos laborales temporales. Refirió que los hechos demuestran que, en lo que constituye la frontera más conflictiva, la de México con Estados Unidos, por diversas razones ninguno de los dos países ha aplicado hasta ahora políticas migratorias humanitarias, realistas y eficientes.
Estableció que las medidas unilaterales sobre el tema han respondido a agendas políticas de corto plazo, sin embargo la realidad indica que por el contrario se requiere un enfoque bilateral para enfrentar el fenómeno tan complejo.
Anotó que ahora más voces sugieren que Estados Unidos debe abrir sus fronteras a la migración, o al menos relajar sus leyes migratorias, porque ésta es tan necesaria como vital para ciertos sectores de su economía. Es precisamente esa dicotomía entre oferta y demanda la que debe empujar la discusión para lograr acuerdos bilaterales y ambos países están obligados a encaminar los esfuerzos a tal fin, expuso.
Puntualizó que ello contribuirá a la eficaz protección de los derechos de los trabajadores migratorios y a sensibilizar a la población, en la premisa de que también los migrantes son sujetos de los derechos inherentes a la condición humana.
