EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Democracias en crisis

José Santiago Healy

la democracia y en especial los procesos electorales viven hoy en día pruebas muy duras para demostrar su credibilidad y eficiencia.

Esto ocurre en los Estados Unidos de América al igual que en los países europeos y ya no se diga en nuestras incipientes democracias de América Latina.

Son innumerables los puntos críticos del sistema democrático, como lo vivimos en la elección presidencial del año 2000 cuando tuvieron que pasar varias semanas para conocer el nombre del Presidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica.

En países como México la autenticidad electoral viene desde la forma en que los partidos se reparten los curules hasta la tremenda desigualdad del gasto publicitario que existe entre los partidos.

En Norteamérica basta revisar los últimos censos poblacionales para detectar que la participación ciudadana en las elecciones va en declive, a pesar de las vistosas campañas en medios masivos de comunicación y los grandes presupuestos que se destinan a la publicidad.

Actualmente se calcula que 111 millones de norteamericanos mayores de 18 años de edad votaron en las elecciones presidenciales del año 2000, pero otros 92 millones más se quedaron sin votar por distintas razones.

Un total de 19 millones de ciudadanos no acudieron a las urnas a pesar de estar registrados para votar, otros 57 millones simplemente no acudieron por apatía o ignorancia y otras 17 millones de personas no pudieron registrarse por no ser ciudadanos norteamericanos.

Esto significa, pues, que apenas el 55 por ciento de la votación mayor de 18 años votó en las últimas elecciones presidenciales, lo que significa una reducida participación para el país considerado la democracia número uno a nivel mundial.

De los electores registrados el índice de votación en el año 2000 fue del 85.5 por ciento, lo que representa un buen índice en general, sin embargo, es casi cinco puntos menor que en 1992 cuando votó el 90 por ciento de la población registrada.

En términos porcentuales la participación electoral de 2000 representa el 54.7 por ciento de la población mayor de 18 años, mientras que en 1992 la votación representó el 61.3 por ciento, el 63 por ciento en 1972 y el 69.3 por ciento en 1964.

Esta información arroja, pues, una paradoja. A pesar de los grandes presupuestos publicitarios con sus enormes y costosas estrategias en los medios electrónicos, lo cierto es que el porcentaje de votantes es bastante menor a 1964 ó 1972 cuando las cadenas nacionales de televisión apenas iniciaban.

Entre las principales razones para no votar, el 20 por ciento de los encuestados dice estar demasiado ocupado, un 14.8 por ciento señala que por enfermedad o emergencia, el 12.2 por ciento reconoce que no les interesa, un diez por ciento adicional dice que por viaje y un 7.7 por ciento porque no le agradan los candidatos.

Por etnias los porcentajes de votación fluctúan entre un 56 por ciento de votantes blancos, un 53.5 de afroamericanos, un 27.5 de latinos y los menos interesados en votar son los asiáticos con apenas un 25 por ciento de votación.

Ayer en California se realizaron elecciones para alcaldes y regidores, para candidatos presidenciales del Partido Demócrata y para distintas proposiciones locales y estatales.

El abstencionismo que se observó el día de ayer fue significativamente alto y se agudizó la situación cuando se registró por la mañana una falla en el nuevo sistema digital para votar.

El fenómeno de esta crisis de participación electoral es preocupante porque aleja a la ciudadanía de sus candidatos y deja puertas abiertas para que los candidatos ganen con porcentajes de votos cada vez más reducidos.

Lo vimos en 2000 tanto en Estados Unidos con George W. Bush como en México con Vicente Fox. Ambos ganaron con menos del 50 por ciento de los votos, incluso Bush con menos votos que su contrincante Al Gore.

De ahí también el riesgo de que en democracias poco participativas se infiltren candidatos que ponen su linda cara para ganar las elecciones pero que al tomar el poder se transforman en monstruos insensibles, autoritarios y antidemocráticos.

Sus comentarios a:

josahealy@hotmail.com

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 76721

elsiglo.mx