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RAMALLA, CISJORDANIA.- El trato que reciben los presos palestinos en las cárceles israelíes es peor del que sufrieron los prisioneros iraquíes en la prisión bagdadí de Abu Gharib, según denunciaron ayer cuatro abogados expertos en la materia en una rueda de prensa celebrada en esta ciudad.
“Lo que sucedió en Irak se ha sabido en los últimos meses, pero aquí (en Israel) lleva produciéndose durante más de tres décadas y la diferencia es que nadie puede saber lo que ocurre dentro de las prisiones porque no permiten el acceso de las cámaras y es un completo tabú”, aseveró Buthayna Duqmaq, una abogada palestina participante en la conferencia.
Bajo el título de “Condiciones de los presos palestinos encarcelados en Israel a raíz de los continuados abusos y violaciones de sus derechos”, cuatro juristas palestinos presentaron en Ramallah una escalofriante perspectiva del trato que las autoridades israelíes de prisiones dan a los detenidos de Cisjordania y Gaza.
Casos como obligar a los presos a desnudarse en presencia de otros, o el de una mujer que dio a luz a su bebé en un barreño empleado diariamente para fregar los suelos, son algunos de los denunciados ayer por abogados y que supuestamente han ocurrido en prisiones israelíes.
“Las agresiones contra presos palestinos se han incrementado considerablemente en el último tiempo y son inconcebibles, los prisioneros viven en condiciones que no se habían registrado desde 1967”, dijo Hilmi Aaraj, funcionario del Ministerio palestino para Asuntos de los Presos.
Por su parte, la abogada Duqmaq advirtió de que la mayor parte de las 99 mujeres que cumplen detenciones administrativas, es decir a la espera de juicio y generalmente sin asistencia letrada, fueron arrestadas porque sus maridos son militantes de organizaciones de la resistencia palestina y son empleadas como moneda de cambio.
Acusó a las autoridades de prisiones en Israel de haber confiscado medio millón de shekels (más de 111 mil dólares) del dinero que los familiares de los detenidos les facilitaban para que pudieran comer algo en las cantinas de las prisiones.
Duqmaq mencionó entre otras prácticas de tortura a los presos, las heridas en manos y piernas ocasionadas por esposas, música a todo volumen y de forma ininterrumpida, así como el impedir el sueño y negarles a los presos ver a sus abogados.
Para el jurista Mahmud Halabi, las confesiones hechas por presos administrativos durante los interrogatorios tanto por la Policía israelí como los servicios secretos (Shabak) son ilegales, ya que son conseguidas “mediante el empleo de la tortura física y psíquica”.
Refirió que la mayoría de los juicios celebrados en tribunales militares también son ilegales, ya que el propio acusado desconoce generalmente los cargos que se le imputan ya que están bajo secreto de sumario y sólo los conocen el fiscal y la corte.
La abogada Sahar Francis denunció que las condiciones de muchos presos en centros de detención militar situados en territorio palestino, como es el caso de Ofer, en Betunia, Huara próximo a Naplusa, o los centros de Gush Etzion, en el distrito de Belén y el de Erez en la franja de Gaza, con lamentables.
Dijo que, por ejemplo, en uno de estos centros, donde cada habitación es para seis presos, en la actualidad se hacinan 12 ó 13, teniendo que turnarse entre ellos para poder dormir.
Las condiciones médicas -agregó- son bastante más precarias que en las prisiones ordinarias, con escuetas visitas de enfermeras en lugar de médicos y que únicamente ofrecen medicamentos paliativos contra el dolor y no los tratamientos requeridos para erradicar el problema.
