Roma,(EFE).- La Policía italiana detuvo en Roma a cinco personas acusadas de gestionar una residencia ilegal en la que cerca de veinte ancianos permanecían sedados, en muchas ocasiones atados y en pésimas condiciones higiénicas y sanitarias.
La denuncia de un familiar de uno de los ancianos llevó a los carabineros a actuar en este asilo en las afueras de Roma, donde descubrieron que muchos de los hospedados dormían sedados, no recibían ningún tipo de asistencia médica y se les suministraba alimentos caducados.
En una habitación que inicialmente parecía un trastero, los agentes descubrieron a seis ancianos que dormían juntos apiñados en dos sofás, todos atados y fuertemente sedados.
En la cocina, junto a los alimentos en mal estado y en medio de un intenso hedor, los carabineros encontraron también excrementos de gato y varias piezas de automóvil.
La intervención en la residencia se cerró con el arresto de cinco personas, entre ellas la dueña, de nacionalidad italiana, y cuatro colaboradores rumanos, que carecían de título para trabajar como enfermeros.
A pesar de que la dueña declaró que los ancianos recibían la visita de un médico cada cierto tiempo, la Policía asegura que eran los propios colaboradores de la detenida los encargados de controlar a los inquilinos y suministrarles los medicamentos.
Los familiares nunca sospecharon nada de lo que sucedía de puertas hacia dentro, ya que en el día de las visitas los ancianos aparecían aseados y con aparente buen aspecto.
Esta residencia además incumplía la ley, ya que el edificio estaba considerado como un hotel con capacidad para doce personas y la dueña lo había convertido en una residencia donde albergaba a los ancianos, a los que les cobraba cerca de mil euros al mes.
Tras la intervención policial algunos de los ancianos tuvieron que ser trasladados a un hospital, debido al pésimo estado tanto físico como psíquico en el que se encontraban.