Lo que comenzó como una reparación llevó al personal de Pemex a descubrir el robo.
EL SIGLO DE TORREÓN
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- Cuando caía el Sol, los ejidatarios del sector cinco y seis sentían ardor en los ojos, se les ponían rojos y muy llorosos. Percibían también un fuerte olor a gasolina que provenía de un terreno ubicado a la orilla de la carretera Torreón-San Pedro, a un costado de las comunidades maderenses.
Los vecinos se quejaron tanto en la Presidencia Municipal como en Petróleos Mexicanos (Pemex), hasta que personal de la empresa se presentó en el lote señalado, donde luego de una revisión, trajeron maquinaria pesada y comenzaron las excavaciones.
“Vinieron a revisar porque parece que había una fuga de gasolina, pero encontraron los tubos de los que se la estaban robando”, manifestó uno de los campesinos, cuyo nombre se omite para evitar represalias en su contra.
El terreno es de casi una hectárea, cuenta con algunos hundimientos donde la tierra fue empapada de un líquido distinto al agua, por lo que tiene un tono más oscuro. Los ejidatarios señalan que estaba contaminada con gasolina de la que se fugó.
Lo que comenzó como una reparación llevó al personal de Pemex a descubrir el robo. La perforación alcanza una profundidad de cinco metros aproximadamente.
Según los informantes, el predio pertenece a Francisco Ramírez, quien lo rentaba a un grupo de personas ajenas al ejido. Los vecinos sospechaban que esta gente tenía conexiones clandestinas en la tubería de Pemex, pues aunque pagaban por dicho lugar, no vivían ahí ni en la comunidad.
“Era un secreto a voces en el pueblo”, señala el señor, “de la noche a la mañana desaparecieron, probablemente si andaban agarrando combustible, porque se dieron a la fuga y ya no amanecieron aquí cuando vinieron a escarbar los de Pemex”.
La tubería atraviesa el ejido, en diversas viviendas hay señalamientos amarillos de la empresa que advierten a los habitantes que no deben cavar en dichos sitios.
Aunque el predio está cercado, no hay vigilancia que impida a los curiosos asomarse al enorme pozo e incluso bajar por medio de una pendiente en la superficie. Prueba de ello son las envolturas y botellas en el lugar, a pesar de que persiste la posibilidad de un derrumbe por la inestabilidad de la tierra, erosionada por la gasolina.
