Los desequilibrios en infraestructura básica se traducen en altos costos de transporte, producción y distribución.
Notimex
MÉXICO, DF.- El marco institucional mexicano presenta graves deficiencias que desalientan la acumulación de factores y la obtención de ganancias en productividad, de acuerdo con el Grupo Financiero BBVA Bancomer.
En el estudio “La productividad en México”, expone que las graves deficiencias en el marco institucional y sus efectos negativos en la productividad se traducen en bajas tasas de crecimiento en el Producto Interno Bruto (PIB) por habitante y en el bienestar social.
Para la institución, las deficiencias institucionales se centran en especial en una limitada oferta de bienes públicos y en múltiples restricciones a la libertad económica.
Al mencionar diversos indicadores que en años recientes dan cuenta de una menor productividad en México, ejemplifica que la tasa de crecimiento en el producto por hora trabajada en la industria manufacturera pasó en promedio de 6.4 por ciento entre 1993 y 1998 a 3.1 por ciento entre 1999 y 2003.
Esta pérdida de productividad es aún más notable cuando se compara la evolución del ingreso por habitante de México con la de otros países.
BBVA Bancomer señala que los obstáculos institucionales cubren una amplia serie de restricciones a la libertad económica y una deficiente provisión de bienes públicos.
Una gran cantidad de bienes y servicios de naturaleza privada, por ejemplo, son provistos de manera exclusiva por el sector público y no por los particulares, lo cual, a juicio de BBVA Bancomer, deja a los consumidores sin un poder efectivo en su demanda para exigir calidad y precios internacionales.
Asegura que los servicios públicos de salud y de educación, en donde las personas no pueden elegir el hospital o la escuela de su preferencia, son representativos de esta situación.
Otro bien público que en México es provisto de manera insuficiente para lograr ganancias en productividad es la infraestructura básica, ya sean carreteras, vías férreas o puertos, que por décadas el sector público ha sido incapaz de satisfacer la demanda en la materia.
Asegura que este desequilibrio es responsable de altos costos de transporte, producción y distribución para las empresas, ya que entre 1981 y 1998 la inversión pública federal en infraestructura como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) pasó de 12 a dos por ciento.
Deficiencias
“Lamentablemente la participación del sector privado en la creación de infraestructura es aún limitada y en ocasiones no permitida en sectores considerados estratégicos, como el petróleo, la electricidad y el agua”. Por ello, añade, no resulta extraño entonces que en una retrospectiva de mediano y largo plazos los avances en materia de inversión en infraestructura sean insuficientes.
Por ejemplo, en 1993 el porcentaje de la inversión en infraestructura aérea como porcentaje de la Inversión Física Pública Federal (IFPF) en ese rubro fue de seis por ciento y en 2003 de 3.7 por ciento, mientras, la inversión en infraestructura portuaria que en 1991 representó 9.5 de la IFPF en 2003 fue 5.7 por ciento.
Además, entre 1980 y 1999 más de la mitad de la IFPF en infraestructura carretera fue utilizada para dar mantenimiento a la estructura ya existente, y entre 1997 y 2003 el gasto público federal programable en comunicaciones y transportes como proporción del PIB pasó de 1.4 a 0.34 por ciento.
Subraya que esta falta de infraestructura inhibe la movilidad y acumulación de factores y obstaculiza la transferencia de tecnología.
La escasez y el deterioro de la red de comunicaciones terrestres aumentan los costos de desplazamiento de mercancías y de personas hacia los centros de mayor producción y oportunidades de trabajo.
Señala que los elevados costos de transporte generan diferencias en la productividad entre regiones con implicaciones directas en su desarrollo, tal es el caso del norte y sur del país, cuyas diferencias en productividad y niveles de vida son muy marcadas.
El rezago es más evidente, señala, cuando se compara a México con sus principales socios comerciales y otros países. Por ejemplo, en 2000 había 3.3 kilómetros de carretera por cada mil habitantes, mientras que en Estados Unidos la cifra fue de 22.6. En 2002, el número de líneas telefónicas por cada mil habitantes en México fue de 146, muy por abajo de lo registrado en países como Chile, Costa Rica y Uruguay.
En tanto, en 2001 de cada mil mexicanos sólo 9.1 contaba con una línea de acceso a Internet, mientras el promedio de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico y el mundial fueron de 119.1 y 23, respectivamente. Este atraso en materia de telecomunicaciones restringe el acceso a la tecnología de la información, la cual está directamente asociada con la productividad laboral.
BBVA Bancomer señala que todos estos elementos actúan en contra de la productividad, ya que la ineficiencia en el gasto crea desperdicios y absorbe recursos del sector privado que podrían emplearse de manera más productiva.
QUIÉN ES QUIÉN
El Reporte de Competitividad Mundial publicado en Ginebra por el Foro Económico Mundial clasificó a Finlandia como el país más competitivo del mundo de las 75 naciones estudiadas. Canadá continúa en el onceavo lugar en competitividad actual pero ascendió del 6° al 3er sitio en crecimiento de la competitividad.
Crecimiento
de la Competitividad ÍNDICES Competitividad Actual
Finlandia 1 Finlandia
Estados Unidos 2 Estados Unidos
Canadá 3 Holanda
Singapur 4 Alemania
Australia 5 Suiza
Noruega 6 Suecia
Taiwán 7 Inglaterra
Holanda 8 Dinamarca
Suecia 9 Australia
Nueva Zelandia 10 Singapur
Irlanda 11 Canadá
Inglaterra 12 Francia
Hong Kong SAR 13 Austria
Dinamarca 14 Bélgica
Suiza 15 Japón
Islandia 16 Islandia
Alemania 17 Israel
Austria 18 Hong Kong SAR
Bélgica 19 Noruega
Francia 20 Nueva Zelandia
México 42 Latvia
Egipto 51 México
FUENTE: World Economic Forum
