París, (EFE).- La escritora Violaine Vanoyeke, una de las más prolíficas en el tema egipcio, retoma en su última novela la hipótesis del asesinato de Tutankamon, lanzada en 2002 por dos criminólogos estadounidenses.
El segundo tomo de su trilogía dedicada al joven faraón llega a las librerías con el titulo "Toutankhamon-La Fille de Néfertiti".
Vanoyeke va en él algo más lejos que el ex agente federal estadounidense Greg Cooper y el especialista en inteligencia de Utah, Mike King, y asegura que el ya famoso golpe recibido en las jóvenes cervicales faraónicas fue asestado mientras la víctima dormía o se encontraba en posición horizontal.
Mantiene, asimismo, que la violenta herida no le causó la muerte de inmediato, por lo que su agonía se prolongó durante "al menos dos meses en medio de terribles dolores".
Según explicó la autora de "El enigma de la egipcia" (1997) y "El secreto del faraón", entre otros numerosos títulos sobre Egipto y la Grecia clásica, "las radiografías de la momia tomadas en 1968 y el informe de su autopsia revelan la existencia de un hematoma calcificado".
Lo que quiere decir que Tutankamon tuvo que sobrevivir al menos dos meses al golpe, hasta morir deshidratado tras caer en coma a causa de los crecientes dolores de cabeza provocados por la contusión o por una hemorragia cerebral.
Vaneyeke, que dijo haber analizado el material existente en colaboración "con médicos" y otros expertos, descartó la "falsa pista del pequeño hueso encontrado en el interior del cráneo", del cual asegura que se rompió después de su embalsamamiento o entró allí mezclado entre la resina colocada en lugar de su cerebro.
"También pudo romperse más tarde", pues la famosa momia, descubierta en la década de los años 20 por Howard Carter, "estaba pegada al sarcófago a causa del aceite sagrado introducido en él y fue necesario cortarla en dos y arrancarle los brazos para poder sacarla de allí y examinarla", señaló.
Al igual que Cooper y King, la novelista considera que los principales sospechosos del supuesto crimen fueron dos futuros faraones, Ay, jefe religioso consejero de la corte, y Horemheb, jefe del Ejército, que ya había acumulado mucho poder en tiempos de Amenofis III y de Amenofis IV, más conocido como Akenatón, (1539-1075 antes de Cristo).
Tutankamon llegó al trono a los 9 años y murió a los 19, sin haber logrado tener descendencia antes de empezar a convertirse en un personaje demasiado incómodo para las ambiciones de su entorno inmediato, acostumbradas a gobernar Egipto en su lugar y deseosas de seguir haciéndolo, afirmó.
Su joven viuda y medio hermana, Ankhesenamon -hija menor de Nefertiti, en opinión de Vanoyeke-, también siguió intentando luego procrear con rapidez, "pero el príncipe hitita con el que quiso contraer segundas nupcias fue asesinado por orden de Horemheb" y, seguramente, ella también a continuación, añadió.
La escritora, cuyas obras llenan las estanterías de novelas sobre egipto en las librerías, junto con las de Christian Jacq, afirma basarse "sobre puntos extremadamente precisos, históricos y científicos".
Sus revelaciones se inscriben dentro de una serie de veintiún títulos sobre las grandes figuras de la XVIII dinastía, dividida en trilogías, algunas de ellas ya publicadas y que piensa concluir con las dedicadas a Horemheb y Ay.