Juan Pablo II aprovechó su penúltimo día de vacaciones en el Valle de Aosta para realizar una excursión entre las montañas alpinas y ver de nuevo la cima del Mont Blanc, un lugar que al Papa le ha emocionado por su belleza.
El Pontífice, como ha hecho todos los días desde que llegó el pasado 5 de julio, salió a media mañana de la casa donde aloja en Les Combes hacia un lugar no revelado, tanto por motivos de seguridad como para facilitarle un verdadero descanso.
El portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, que le acompaña en estos días dijo a Radio Vaticano que habían estado en un lugar "maravilloso", desde donde el Papa pudo ver de nuevo la cima del Mont Blanc.