Washington, (EFE).- Un equipo científico de Islandia ha descubierto un gen que duplica el riesgo de sufrir un infarto cardiaco o cerebral, y que un medicamento podría bloquear los efectos de ese gen, informó la revista Nature Genetics.
Cada año en Estados Unidos unas 865.000 personas sufren un infarto cardiaco, de las que mueren más de 184.000, mientras que más de 700.000 sufren infartos cerebrales que matan a unas 163.500 personas.
Kari Stefansson, de la firma DeCode Genetics, en Reikiavik, que halló el gen, llamado Flap, y obtuvo la licencia de la empresa fabricante del medicamento Bayer, indicó que los descubrimientos y experimentos "son apasionantes".
"Esto es de lo que todos han estado hablando durante años: el aislamiento de un gen que se identifica con un mal y la obtención de un medicamento adecuado", agregó.
El medicamento ya se ha probado con humanos para determinar que no causa daños, y las pruebas clínicas específicamente relacionadas con el gen comenzarán a finales de este mismo mes.
Casi todas las personas que sufren infartos cardiacos o cerebrales tiene uno o más factores de riesgo, entre los cuales se cuentan la alta presión sanguínea, altos niveles de colesterol, obesidad, diabetes, una vida sedentaria y el tabaquismo.
Pero el artículo indica que el gen identificado por los científicos de Reikiavik podría ser el "detonador" buscado por los científicos durante mucho tiempo, que hace que algunas personas sean mucho más propensas a los infartos que otras.
Según Steffanson, el gen probablemente causa del 15 al 25 por ciento de los infartos cardiacos, y la investigación futura podría identificar otras variantes del mismo gen que jueguen asimismo un papel en los infartos.
El estudio señaló que el gen incrementa la producción de una proteína llamada leucotriena, identificada entre los investigadores de las enfermedades respiratorias como causante de la inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias.
Los investigadores islandeses también han determinado que la leucotriena gravita hacia los depósitos de grasa de las arterias causando inflamaciones que provocan la actividad de las glóbulos blancos para la reparación del daño.
La exacerbada respuesta del sistema inmunitario debilita los depósitos inflamados y los hace estallar, de manera que los restos y coágulos sanguíneos fluyen con el torrente y pueden obstruir el suministro de sangre al corazón y el cerebro.
El vínculo de este descubrimiento con los males respiratorios también se da en el medicamento usado, ya que éste se desarrolló originalmente para el tratamiento del asma. Sin embargo, Bayer había retirado del mercado el medicamento porque no había dado los resultados esperados.
El artículo en Nature Genetics comprende dos análisis: uno que involucró el desarrollo del "perfil genético" de 296 familias islandesas en las cuales se incluían 713 pacientes cardiacos. El otro estudio comparó los genes de 753 pacientes británicos que sufrieron ataques cardiacos con 730 personas sin esos problemas.
El estudio determinó que aproximadamente el 12 por ciento de las personas en Islandia, y el 8 por ciento de las personas en el Reino Unido eran portadoras de variantes del gen.