EL PAÍS
MIAMI, EU.- El centro de cadáveres donados para investigación de la Universidad de California ha sido una “carnicería” en los últimos años.
Su director, Henry Reid, vendió cientos de cuerpos a un cómplice que se encargaba de descuartizarlos y revenderlos a científicos o instituciones de investigación médica.
Tanto Reid como el intermediario, Ernest Nelson, han confesado la trama, pero las autoridades desconocen la magnitud. Ambos están en libertad bajo fianza y un tercer “socio” está detenido.
Nelson iba dos veces por semana a la morgue del Willed Body Program con una sierra para despiezar los cadáveres. Unos 800 en los últimos seis años, según su propio testimonio.
Ha asegurado además que la directiva de la Universidad en Los Ángeles (UCLA) estaba al tanto de sus actividades y por eso nunca le impidieron la entrada. La Universidad lo ha negado, afirmando también que la cantidad de cadáveres vendidos por Reid es muy inferior.
Pero las dudas persisten y la policía sigue investigando, porque UCLA lleva una década en un pleito con las familias de los donantes que la acusan de maltrato de los cuerpos.
Los primeros indicios del negocio de Reid y Nelson surgieron el año pasado. El Departamento de Sanidad de California se topó con el caso en el curso de otra investigación y alertó al vicedecano de la Facultad de Medicina de UCLA, Thomas Rosenthal.
Este interrogó a Reid al respecto, quien admitió que había vendido “una pequeña cantidad” de órganos y extremidades de cadáveres y se comprometió a devolverlos.
La Universidad dio el asunto por zanjado, pero el intermediario, Nelson, se negó a devolver las manos, piernas, torsos, o cabezas sin que Reid le compensara por lo que le había pagado a través de los años.
Reid trató de comprar su silencio con un cheque de 21 mil dólares, pero Nelson demandó a UCLA por 241 mil dólares, que según él es la cantidad que le había costado comprar los cadáveres. El pasado 26 de febrero, la propia Universidad contactó a la policía.
No es el primer escándalo de esta naturaleza. En Estados Unidos está prohibida la venta de cadáveres pero increíblemente es un capítulo sin apenas regulaciones legales. A eso se suma el que hay un enorme mercado de oferta y demanda con fines de investigación científica, y el problema, según los expertos, es que cada vez hay más escasez de donantes y más necesidad de órganos y tejidos.
James Forsell, director de la Asociación Americana de Bancos de Tejidos, ha subrayado en declaraciones a la prensa estadounidense que la escasez de órganos es especialmente grave para trasplantes, pero existe igualmente una gran demanda de tejidos por parte de empresas privadas biomédicas.
El problema, ha dicho, es que “los cadáveres donados suelen ser de persona muy mayores o que han muerto de cáncer y otras enfermedades y no se pueden utilizar”.
Un número cada vez mayor de facultades de medicina y centros de investigación de EU han optado por la disección virtual, pero hay todavía más de 150 instituciones que utilizan cadáveres.
Los abogados de UCLA sostienen que es imposible que Reid le vendiera a Nelson 800 cadáveres porque la Universidad recibe sólo unas 175 donaciones al año. También disputan la versión de que la “carnicería” haya operado desde hace seis años, sino cuatro.
La policía de Los Ángeles anunció ayer que la investigación se había ampliado bajo sospechas de que más personas estuvieran implicadas. Además de aducir que la cúpula docente de UCLA estaba al tanto del negocio, el intermediario Nelson afirma tener una lista de más de 100 clientes, sobre los que podría recaer algún tipo de responsabilidad legal.