MILÁN, (Reuters).- Cuando el sobrino del Papa Urbano VIII se llevó dos pinturas del altar de una iglesia provincial y las trasladó a Roma en 1632, oscureció casi en su totalidad el genio de uno de los artistas más destacados del Renacimiento en Italia.
Desde la ciudad de Urbino hasta Roma, trasladó las pinturas clandestinamente, sobre el lomo de una mula, y así se diluyeron los vínculos entre dos importantes obras de arte y su creador, el fraile de la orden de los dominicos Fra (hermano) Carnevale.
Ambas obras, consideradas entre las piezas más importantes del arte renacentista, se atribuyeron durante siglos a otros pintores.
Fra Carnevale, uno de los principales artistas de la rica ciudad de Urbino, fue considerado el autor de otros trabajos y quedó virtualmente olvidado.
Sin embargo, un grupo de historiadores italianos y estadounidenses se han dado a la tarea de rectificar los errores de la historia y para ello han tenido que comenzar a reconstruir la vida y obra de Fra Carnevale para luego probar que, en efecto, es el autor de los llamados lienzos de altar de Barberini.
Su investigación de tres años ha concluido con una exposición que reune, por primera vez, varias obras atribuidas con toda certeza a Fra Carnevale, junto con docenas de trabajos asociados con él a través de los siglos.
"Fue un giro de suerte", dijo Matteo Ceriana, uno de los curadores de la muestra que se inauguró este mes en Milán. La exposición incluye los lienzos de Barberini, famosos por sus colores brillantes, los detalles arquitectónicos y una elaborada perspectiva.
"Cuando el ducado de Urbino acabó en el siglo XVII, se perdieron algunas de sus raíces. El recuerdo de su pasado glorioso quedó empañado", dijo Ceriana.
El ducado de Urbino fue uno de los puntos más importantes del Renacimiento en Italia.