27 de marzo de 2004.
MÉXICO, DF, (SUN-AEE).- En la estación del Instituto Nacional de Migración El Vergel sucedía de todo: extorsiones, golpizas, prostitución y hasta tráfico de drogas. Ahí, a cada extranjero ilegal en el país la red de traficantes de indocumentados le asignaba un costo.
El pago que debía desembolsar un indocumentado de Ecuador, si quería salir de la estación migratoria y llegar a Estados Unidos protegido por esta organización, era de 2 mil 700 dólares; los brasileños, 2 mil 500 dólares; los de la India, 6 mil 500 dólares y los de Yemen, 7 mil dólares.
La entrega del dinero, que se hacía utilizando el Western Union, no garantizaba llegar a Estados Unidos, ya que en muchas de las ocasiones los integrantes de esta organización criminal no cumplían con el pacto, según denunció el testigo protegido llamado Jeremías en el expediente PGR/UEDO/2002.
Ésta fue la primera denuncia que dio pauta a la investigación en contra de la red de traficantes de indocumentados, en la cual la Procuraduría General de la República asegura que participaban presuntamente ex y servidores públicos del INM, policías federales y estatales, además de particulares.
La estrategia según el testigo protegido para contactar a las víctimas y hacer llegar a México el dinero producto de extorsiones a familiares de indocumentados detenidos en la estación migratoria El Vergel era la siguiente: Extranjeros igualmente indocumentados y que trabajaban para la organización criminal eran el primer contacto con las víctimas. Jeremías” , el testigo protegido, era uno de éstos, y en su declaración relata cómo en abril del 2002 contactó a un ecuatoriano de nombre Idroro Johnny Álvarez. "Me acerqué a él y le expliqué la forma en que podía salir de la estación migratoria y llegar a Estados Unidos", dijo ante un fiscal el 21 de junio del 2002.
"Llamamos agregó a su familia a Nueva York. Igualmente les expliqué la forma en que podía salir su pariente de la estación migratoria. Estuvieron de acuerdo y se pactó la entrega de 2 mil 700 dólares que hicieron llegar por Western Union".
Después de hacer la negociación con la familia, Jeremías habló con una mujer que identifica como María del Carmen. Le indiqué dijo que ya había cerrado el negocio con el ecuatoriano. Ella volvió a comunicarse con la familia a Nueva York para acordar la forma del pago y la fecha de salida del extranjero de la estación migratoria.
María del Carmen habló con José Luis Vázquez Pulido y Roberto Aguilera, encargados de tramitar y extender los oficios de salida de la estación migratoria. El pago se hizo a través del Western Union y a nombre de una mujer, a la que se identifica en el expediente como Félix Beatriz González Peña, indicó el testigo protegido.
El ecuatoriano y dos personas más fueron sacadas de la estación migratoria en esa ocasión. Los tres pasaron unos días más en el Distrito Federal y posteriormente fueron llevados a la frontera norte del país, donde fueron internados al vecino país, según "Jeremías".
Sobre el negocio de las drogas, dijo que ésta la introducen policías auxiliares por la puerta principal. "No sé sus nombres, pero los números de sus placas son 750306 y 751188. Adentro, la droga era entregada al estadounidense Robert Machado y al venezolano Alberto Vázquez". Ellos la preparan, separan en porciones y envuelven en periódico. Un cigarro de mariguana se vende en 50 pesos; la cocaína, en 20 dólares, concluyó Jeremías .
Otro testigo, el cubano y bailarín René Romo Clavelo, narró cómo el oficial de Migración, Adrián Pérez Leal, "golpeó a un estadounidense, de quien no recuerdo su nombre, pero a quien le rompió el tabique nasal y tuvo que ser llevado de emergencia al médico".
El médico de la estación, dijo, se negó a levantar la constancia de la golpiza. El nombre del doctor no se conoció porque traía volteado su gafete. Otra vez, el mismo oficial, según el testigo, golpeó a un grupo de hondureños por declararse en huelga de hambre por los maltratos y vejaciones en el lugar.
Los oficiales también compraban sexo con las indocumentadas. Un dominicano que se hacía pasar por cubano, Ricardo Sánchez, se le permitía pasar para tener relaciones con indocumentadas, e incluso señala que el oficial Pérez Leal también hacía lo mismo con algunas ilegales, como fue el caso de la cubana Yanira Oña.