Caso Peñoles|Arsénico y cadmio afectan su desarrollo.
EL SIGLO DE TORREÓN
Debido al plomo en la sangre, Michel sufre de fuertes dolores de cabeza y calambres en las piernas
TORREÓN, COAH.- Michel tiene 11 años, va a entrar a sexto año de primaria, le gusta el futbol y lo practica pero le dan calambres y le duelen las piernas, sufre constantes dolores de cabeza y padece alergia por la rinitis crónica. Vivía en la colonia Luis Echeverría y en 1999 le detectaron 77 microgramos por decilitro de plomo en sangre (mc/dl).
El niño ha sido sometido a ocho quelaciones, que es un tratamiento a base de medicamento denominado Succímer y tiene que ser internado en cada quelación. Pese a todo ello, el plomo no ha bajado lo suficiente, pues el 15 de julio próximo pasado le hicieron otro análisis y resultó con 48 mc/dl.
Paula Barrón, abuelita de Michel, cuenta que desde 1999 se cambiaron a la colonia Nueva California, pero la situación no ha cambiado mucho para el pequeño, quien no tiene problemas de aprendizaje pero se ha vuelto muy retraído, huraño y en ocasiones agresivo.
Durante 15 años vivieron en la colonia Luis Echeverría, en la calle Ramos Arizpe, a unos 20 metros de la barda que delimita a la empresa Peñoles, de tal manera que el pequeño nació en ese sector y permaneció ahí durante seis años. A la mamá de Michel, Selene, también le detectaron 18 mc/dl.
Luego de las quelaciones, dice la abuelita de Michel, baja el nivel de plomo pero el “rebote” le llega al poco tiempo y de manera rápida sube otra vez a los 40 ó 50 mc/dl.
“Le dieron vitaminas de todas, todavía le salen a veces bolitas blancas en la cara y la cabeza, se queja de que le duele el estómago, la cabeza y las piernas. Se pone muy enojón y agresivo con sus dos hermanitos, con su mamá y hasta conmigo”, asegura Doña Paula.
Eduardo Antonio, hermano menor de Michel, tiene tres años, es hiperactivo y también le detectaron 13 microgramos de plomo en sangre. “Y eso que no nació en la Luis Echeverría”.
Cuando funcionaba el fideicomiso, cuenta la mujer, seguido lo llevaban al laboratorio, le tomaban muestras de sangre, más de 40 le han tomado, pero no nos informaban nada. “Ahora ya no lo toman en cuenta y el expediente del niño, que estaba muy grueso, ya desapareció”.
Cuando llueve o hace tierra, dice Doña Paula, el niño no puede respirar bien, “parece que tiene alergia y daños al sistema inmunológico por tanto tiempo que respiraba bióxido de azufre que sale de Peñoles, según lo que han dicho los médicos que lo atendían”.
A Michel lo veía el otorrinolaringólogo, el neurólogo, la nutrióloga y la sicóloga, pero al terminar el Fideicomiso nadie lo atiende y si antes acudían por el pequeño a la casa, ahora la abuelita lo tiene que llevar cuando lo nota enfermo.
“Me habían dicho que, además del plomo, también le encontraron altos niveles de arsénico y cadmio, pero de eso ya no revisan con el nuevo sistema de atención a los niños y además si necesita medicamento, ya no lo dan en Peñoles, lo tiene que comprar uno mismo”.
En espera de respuesta
Las madres de familia con niños afectados por plomo en la sangre, esperan respuesta de las autoridades de salud, dado que el servicio que ofrece la Unidad de Salud Ambiental es deficiente.
Como es del conocimiento general, hay miles de niños que viven a los alrededores de la empresa Peñoles, quienes eran atendidos a través del Programa de Metales, a cargo de la Jurisdicción Sanitaria No. VI, pero desde finales de mayo pasado las acciones pasaron a cargo de la propia empresa metalúrgica.
Un grupo de madres de familia ha realizado innumerables gestiones, visitas a las autoridades de salud y ambientales, plantones, marchas, bloqueos, pero la situación persiste y ahora la Secretaría de Salud se ha deslindado de su responsabilidad, de acuerdo a lo manifestado por las mujeres.
