Durango

Desestima Granadino aplicación de la ley

Se deslinda funcionario de salud de cualquier acto de corrupción

Carlos Granadino Loaeza, director de Regulación Sanitaria de los Servicios de Salud de Durango (SSD), admitió haber ayudado al Hospital Providencia y a su concuño, en 1996 y 1998, respectivamente, a los que les ?tendió la mano?, y aceptó que lo seguirá haciendo, pues afirmó que la ley no debe ser interpretada a ?rajatabla?, y finalmente se deslindó de cualquier acto de corrupción, de los que absolutamente nadie ?aseguró- tiene pruebas de malos manejos en su contra.

El hoy Director de Regulación Sanitaria negó que Juan Manuel Veloz Saucedo, quien realizó la denuncia ante este medio de información, tuviera algún problema con su persona y desconoció si lo hubiera tenido con el entonces secretario de Salud, todavía en 1998, Isidro Ávila Nevárez.

Con respecto a los señalamientos que Juan Manuel Veloz hizo en su contra, por haber faltado presuntamente a la Ley General de Salud, Carlos Granadino dijo recordar el caso que sucedió en 1998. El Hospital Providencia fue dirigido por el hoy finado Armando Pérez Carranco y era también atendido por religiosas. Este hospital ya no existe y afirmó que sí se encontraron varias anomalías, pero que no fueron graves.

Expresó que sólo se encontraron faltantes de algunas pastillas, por lo que el médico finado y la madre superiora del Hospital pidieron que se le liberara el producto, ya que en el nosocomio había mucho movimiento y demanda de los mismos, ante la hospitalización de pacientes. Granadino Loaeza accedió, ya que aseguró que las madres manejaban la hospitalización y administración y que era personal de suficiente probidad.

Para entonces las madres y el médico aceptaron que sí hubo irregularidades, porque no anotaron correctamente en las recetas los requisitos indispensables para que fuera aprobada la suministración de varios medicamentos y que la devolución de los mismos iba condicionada a este compromiso.

Granadino Loaeza manifestó que el medicamento asegurado era una cantidad mínima, aunque en la copia del acta que obra en poder de El Siglo de Durango se mencionan 19 cajas de medicamento que habían sido aseguradas, entre comprimidos, tabletas y ampolletas.

En el segundo de los casos, donde Juan Manuel Veloz explicó que Carlos Granadino había ayudado a su concuño Luis Enrique Nájera, para que no fueran levantadas las muestras de producto que se encontraba en presunto mal estado, en 1996, el Director de Regulación Sanitaria sostuvo que aquella vez su concuño se dedicaba a la venta de carne de res y que había decidido cambiar de giro (camarón y pescado), pero desconoció los métodos adecuados de refrigeración.

Una vez levantadas las muestras, según Juan Manuel Veloz, Granadino intervino en favor de su concuño. Regulación Sanitaria impidió que se realizaran estudios de laboratorio, pero aseguró que no se encontraban en mal estado, como lo certificó el Instituto Tecnológico de Durango, en donde se manifestó que se rebasaban los estándares sanitarios de normas oficiales mexicanas y que no eran aptos para su consumo.

Granadino Loaeza explicó que el compromiso que realizó su concuño con él fue que iba a vender rápidamente los mariscos. El estudio del ITD indicó que las muestras de camarón y pescado sierra presentaban un riesgo para la salud si se consumían, debido a la presencia de coliformes fecales y totales fuera de la normatividad.

REGULACIÓN

Responsables, consumidores

Carlos Granadino Loaeza, director de Regulación Sanitaria de los Servicios de Salud de Durango (SSD), indicó que cuando hay productos con coliformes fecales que pudieran sobrepasar las normas sanitarias es posible consumirlos, siempre y cuando se cuezan, por lo que estimó que es responsabilidad del consumidor si acepta la ingesta de producto del mar crudo, como puede ser camarón o pescado, en este último, en lo que suele ser el ceviche.

El titular de Regulación Sanitaria indicó que durante varios años en Durango se mantuvo la alerta contra el cólera, por lo que se prohibió la venta de producto en su concha, ya que en éste se mantienen adheridas con mayor facilidad las heces fecales, producto de la infección. El funcionario indicó que la responsabilidad de consumir mariscos es del comprador, por lo que podría ingerir producto del mar con alto contenido de bacterias.

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