La incertidumbre continúa con un nuevo ataque de la insurgencia en el bastión suní de Faluya que ha causado la muerte de al menos seis soldados de EU.
06 de septiembre 2004.
Bagdad, (EFE).- Irak amaneció hoy envuelto aún en la incertidumbre en torno a la posible captura del Ezzat Ibrahim al-Duri, antiguo brazo derecho de Saddam Hussein, y sacudido por una nuevo atentado con coche bomba contra una patrulla militar de EU, el más grave sufrido por Ejército norteamericano en cerca de un mes.
Un nuevo ataque de la insurgencia en el bastión suní de Faluya ha causado la muerte de al menos seis soldados norteamericanos al hacer explosión un coche bomba, según informaron varias cadenas de televisión árabes.
Un portavoz militar estadounidense confirmó a EFE que había un número indeterminado de víctimas en Faluya, 60 kilómetros al oeste de Bagdad, aunque aseguró que no disponía de información sobre si eran civiles o militares y si había algún muerto.
Según el portavoz, el ataque se produjo esta mañana al paso de una patrulla militar, aunque dijo desconocer más detalles al respecto.
El atentado es el segundo incidente violento que sufren las fuerzas estadounidenses en las últimas veinticuatro horas, después de que dos soldados murieron el domingo en un ataque con morteros contra una base de aprovisionamiento logístico en los alrededores de Bagdad.
Además, supone el peor atentado sufrido por la tropas de EU en el último mes.
Con estas muertes, asciende a 982 el número de militares estadounidenses que han perdido la vida en Irak -la mayoría en combate- desde que en marzo de 2003 comenzara la invasión y posterior ocupación de este país.
Mientras, la incertidumbre sobre el paradero de Izzat Ibrahim al-Duri continúa hoy, tras el anuncio de su captura por fuerzas de la Guardia Nacional iraquí.
El que fuera número dos de Saddam Hussein podría haber sido detenido en una operación conjunta con las tropas estadounidenses en la región en Tikrit, al norte de la capital, aunque el propio Gobierno del país está difundiendo mensajes contradictorios.
El ministro de Defensa iraquí, Hazem Shalan, aseguró anoche en una entrevista que las informaciones sobre la captura de Al-Duri eran infundadas.
"No tenemos ninguna información al respecto. Lo que se dijo en una declaración del Ministerio de Defensa es gratuito", explicó el ministro a una cadena de televisión por satélite libanesa.
Horas antes, un portavoz del propio Ministerio había asegurado que la detención de Al-Duri se había producido el pasado sábado, durante una operación militar.
Incluso se aseguró públicamente que Al-Duri se encontraba detenido tras una redada en la que al menos un centenar de sus seguidores y ayudantes habían resultado muertos o arrestados por las fuerzas iraquíes, con ayuda del Ejército de EU.
Sin embargo, fuentes del propio Ministerio de Defensa y del de Interior consultadas por EFE aseguraron este mediodía que continuaban las pruebas de ADN para determinar la identidad del detenido y que ya estaban completadas en un 60 por ciento.
Un portavoz del primer ministro, Iyad Alawi, confirmó que se estaban practicando esas pruebas médicas a la persona que podría ser Al-Duri y que se encuentra bajo custodia de la policía iraquí.
Paralelamente, la Fuerza Multinacional dirigida por Estados Unidos ha negado, mediante un comunicado, que tengan a Izzat Ibrahim al-Duri en su poder, o tener conocimiento de la presunta operación en la región de Tikrit.
Washington, que ofreció una recompensa de 10 millones de dólares por la captura de Al-Duri, le acusa de organizar y sufragar la mayoría de los atentados perpetrados en Irak en los últimos 16 meses.
La aparente confusión entre los diferentes miembros del Gobierno ha levantado serias dudas entre los iraquíes sobre la capacidad y la coherencia del gabinete dirigido por Alaui.
El Gobierno provisional, que asumió el poder el pasado junio, continúa luchando contra los diferentes movimientos insurgentes en varias zonas del país y trata de poner fin a la crisis de los rehenes que sacude Irak desde abril, sin que hasta el momento lo haya conseguido.
A ese respecto, aún se desconoce la suerte que corren Christian Chesnot y Georges Malbrunot, los dos periodistas franceses retenidos por un grupo radical islámico desde hace dos semanas.