EFE
ATENAS, GRECIA.- Lituania fue la selección que hace cuatro años, en Sydney 2000, convenció al mundo de que las selecciones de la NBA no son invencibles, su ejemplo cundió y Argentina, España, Yugoslavia en el Mudial 2002 y Puerto Rico en Atenas 2004, donde los bálticos por fin experimentaron sus propias enseñanzas de la mano de un Sarunas Jasikevicius imperial.
Existe un factor de desequilibrio en el juego en el que los estadounidenses todavía cuentan, según el rival, con un margen más o menos amplio de ventaja. Lógicamente, si su habilidad para hacer baloncesto en el más estricto sentido está limitada, no puede haber otra diferencia que la física, la capacidad atlética.
En todas las situaciones en las que ese factor les sonríe surge un elemento desestabilizador. En el momento que aparece como una licencia para defender a cualquier precio, se acabó. Juegan luchadores contra basquetbolistas. La selección de Larry Brown ha ido entrando en ambiente a medida que se ha familiarizado con el olimpismo y de la falta de compromiso del principio ha pasado al fervor patrio más típico de la nación del “country”.
Ahora los hombres del banco esperan el salto inicial de pie en la banda, agitan las toallas cada vez que la ocasión lo requiere y, lo importante, la clave, sacan a pasear el músculo en defensa sin ningún pudor. Hacen bien. Si les dejan, sería absurdo desaprovechar la ventaja.
Contra Lituania, un rival invicto en la competición y campeón de Europa, frente al que debían ganar para eludir una clasificación para cuartos sin honores y que les daba lustre ante su triste arranque de la fase final, esbozaron el tipo de defensa que quieren utilizar para alcanzar el oro y expiar el pecado de la derrota ante Puerto Rico.
Al final del primer cuarto el acta sólo recogía tres faltas del equipo norteamericano. Con todo y con eso, los bálticos, habían sorteado el chaparrón con una parte de su mente en el juego y la otra mitad concentrada en salir de los forcejeos y el avasallador despliegue protector de las barras y las estrellas.
También aguantaron el segundo tramo. El bote salvavidas es el mismo que todos los equipos van a hinchar: la zona. Para atacar una zona hay que manejar conceptos de baloncesto que se escapan a la capacidad de ejecución de los profesionales NBA. Lituania encontró refugio y tregua en esa disposición.
Frente a ella, los norteamericanos opusieron una circulación exterior propia de categorías muy tempranas de formación y, en último término, lanzamientos lejanos -muchas veces mal seleccionados- o penetraciones fiadas a la fuerza y la velocidad, pero poco ortodoxas.
Eso sí, con la fibra tensa en el otro lado del campo el contragolpe nace con mayor frecuencia y, en transición, que es el paradigma de la explosividad y la potencia, arrollan. A fin de cuentas, con el contragolpe lograron contener el mayor talento global lituano.
Parece mentira que después de treinta minutos Lituania, un equipo con buen físico, aunque inferior al norteamericano, acumulase más personales que sus combativos rivales. Así son las cosas. Extrañas muchas veces.
Por fortuna, la materia gris puede en ocasiones más que la fuerza bruta y el concepto cartesiano que los lituanos aplican a su basquetbol desembocó en los diez últimos minutos con un partido abierto (71-71 m.33), un recital de Sarunas Jasikevicius -diez puntos en 68 segundos (de 81-84 a 91-87)- y la segunda derrota olímpica de los estadounidenses.
Lituania (23+21+23+27): Jasikevicius (28), Siskauskas (14), Stombergas (16), Lavrinovic (3), Eurelijus Zukauskas (11) -cinco inicial-, Slanina (-), Macijauskas (8), Javtokas (3), Songaila (7), Salenga (-) y Mindaugas Zukauskas (4).
Estados Unidos (26+23+20+21): Iverson (11), Marbury (8), Jefferson (20), Odom (11), Duncan (16) -cinco inicial-, Boozer (10), James (-), Wade (6), Marion (3) y Anthony (5).
Árbitros: Mercedes Sánchez (DOM) y Sutulovic (SCG). Sin eliminados.
Incidencias: encuentro correspondiente a la cuarta jornada del torneo varonil de baloncesto de Atenas 2004 disputado en el Helleniko Sports Complex ante unos 12,500 espectadores.
Jasikevicius: "No soy un jugador para la NBA"
El lituano Sarunas Jasikivicius lideró los dos intentos bálticos que en Sydney 2000 convencieron al mundo de que las selecciones de la NBA no son invencible, pero por dos veces la suerte le negó la gloria que, con diez puntos en 68 segundos le ha cubierto en Atenas hasta permitirle asegurar que "no es jugador" para el campeonato estadounidense.
Jasikevicius, ganador de dos Ligas y dos Copas en España e Israel con el Barcelona y el Maccabi Tel Aviv en las dos últimas temporadas, títulos a los que añade también un par de Europeas, la primera con el cuadro barcelonés y la segunda con el macabeo, transformó un 81-84 en un 91-87 -tres triples incluidos- que abrió la puerta de la victoria para los lituanos.
"He sido ‘agente libre’ -jugador sin contrato- varias veces en mi carrera y nunca me ha llegado una oferta razonable para jugar en la NBA. Los Bucks de Milwaukee estuvieron interesados en mí una vez, pero tampoco se concretó nada. En los equipos de la NBA saben lo que hacen así que, si no juego allí, es porque no soy jugador de la NBA. Y lo digo en serio, no estoy bromeando", aseguró el base cuando sus afirmaciones sonaron a ironía y arrancaron una carcajada en la sala de prensa del Helleniko Sports Complex.
En verdad, el base lituano, que en las semifinales de Sydney 2000 tuvo la ocasión de apartar a los estadounidenses de la final con un triple frontal a falta de cuatro segundos y el marcador favorable a la selección norteamericana por dos puntos, mantuvo los pies en el suelo.
"Esta victoria viene muy bien para la moral del equipo, pero la teoría no ayuda a nada porque este partido es de la primera fase, no una eliminatoria por las medallas. Es bonito haber ganado, pero nada más", afirmó el jugador del Maccabi Tel Aviv.
Jasikevicius, que terminó con veintiocho puntos en su cuenta, cree que "hace diecisiete o dieciocho años los jugadores de la NBA eran invencibles y ahora sigue siendo la mejor liga del mundo, pero en la selección que ha venido a Atenas no están los mejores jugadores.
"En Barcelona’92 todo el mundo sabía que iban a ganar. En Atlanta’96 todo el mundo sabía que iban a ganar. Ahora, el baloncesto de las demás selecciones ha mejorado mucho y hoy todas tienen una oportunidad, sólo hay que salir a la cancha y tratar de hacer lo mejor posible", señaló el lituano, que cuatro años después de lamentar aquel triple de Sydney ha encontrado el premio a su calidad en Atenas.
Brown: "Jasikevicius no es el mejor base del mundo"
Larry Brown, seleccionador de los Estados Unidos, aseguró que el lituano Sarunas Jasikevicius, artífice principal del triunfo de su equipo nacional por 94-90 sobre los norteamericanos, "no es el mejor base del mundo, aunque es un gran jugador.
"Jasikevicius no es el mejor base del mundo. En la NBA hay jugadores en su puesto mejores que él. Desde luego, Sarunas es un gran jugador, pero en la NBA no podría hacer cosas que sí puede hacer en el estilo del baloncesto internacional", indicó el técnico estadounidense.
Brown, además, desligó la derrota ante Lituania "con el debate sobre el baloncesto de la NBA y el acercamiento del basquetbol internacional, sino que obedece a una mala defensa y a los errores cometidos al final en tiros abiertos que los lituanos, sin embargo, sí acertaron.
"En un partido de cuarenta minutos 94 puntos son demasiados puntos. Creo que eso explica por sí solo lo mala que fue nuestra defensa", sentenció Brown, quien también esgrimió la dificultad de imbuir con el mismo sentido de la responsabilidad que asumen los jugadores europeos a los chicos de "veinte o veinte y pocos años" a sus órdenes.