Vicente Fox la quiso hacer de árbitro dentro de su propio partido (no futbolístico por cierto) y amonestó con tarjeta amarilla y con algo así como una tarjeta roja al gobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña y al ahora ex secretario de Energía, Felipe Calderón Hinojosa, por una falta sancionada por el Presidente como fuera de lugar, relativa al predestape realizado por el primero de los amonestados en la persona del segundo.
Años antes otro agudo árbitro de la vida política nacional había lanzado no una tarjeta roja o amarilla al que se moviera dentro del campo sexenal anticipándose a su marcador, con lo que Fidel Velázquez popularizó esa frase célebre: “En política como en la fotografía, quien se mueve antes de tiempo no sale”.
Sin embargo el Presidente de la República no debiera hablar muy fuerte en este tema a pesar de que en el fondo tenga razón por el gran daño nacional que provoca adelantar los tiempos electorales, puesto que el hecho de que Vicente Fox declarara abiertamente sus intenciones de contender por la Presidencia de la República hace poco más de seis años, anticipándose a todos sus posibles contendientes internos en el PAN y sacando incluso una ventaja financiera y política a través de la agrupación Amigos de Fox, sobre cualquier precandidato del PRI o del PRD, ha provocado que en estos momentos varios personajes de la política nacional se autoproclamen o se dejen proclamar por otros allegados, contendientes posibles en pos de la silla presidencial.
Otra razón por la que el Presidente carece de autoridad moral para amonestar a los adelantados es que muy cerca de él se mueve una precandidata cuyo único mérito es haberse casado civilmente con él, a la manera de lo que sucedió en Argentina décadas atrás, dado que inclusive ni la alcaldía de Celaya pudo ganar en su momento la autoproclamada de la que hablo y también por el hecho de que otro secretario de Estado muy allegado al Presidente, puesto que se ocupa de la Gobernación interna del país, ha sido mucho más descarado que Calderón Hinojosa en hacer ver que está en campaña y el Presidente ni siquiera una recomendación pública de prudencia le ha hecho.
Tiene razón Vicente Fox cuando afirma que el problema del anticipo en los tiempos crea profundas distracciones para el quehacer político, social y económico de la nación, dado que en estos momentos del sexenio la preocupación y ocupación prioritaria debiera ser la de mayor productividad, la búsqueda de mejores condiciones legales y sociales para incentivar el empleo, la inversión y el reparto más equitativo de bienes y oportunidades en beneficio de las mayorías y en vez de ello estamos distrayendo atención, recursos, esfuerzos y búsqueda de consensos necesarios, en precampañas totalmente anacrónicas en el sentido de que no son estos los momentos oportunos para plantearlas.