La destrucción generalizada que dejó tras sí el huracán “Iván” a su paso por estas islas incluyó yates lanzados sobre la arena, residencias destruidas o sin techo y árboles y postes del alumbrado dispersos por todas partes.
Un avión fletado sobrevoló la isla el lunes, al día siguiente del paso de la perturbación por las islas Caimán. Junto a su famosa playa de las Siete Millas, un hotel quedó semidestruido y muchos otros resultaron dañados. Los escombros estaban dispersos por toda la playa.
Los animales se congregaban en las tierras más altas para escapar de las inundaciones. Algunos árboles centenarios de tres pisos de altura fueron arrancados de raíz.
Aunque la pista de aterrizaje del Gran Caimán había sido ya despejada de escombros, el acceso al aeropuerto estaba restringido a vuelos aprobados o que traían suministros de emergencia.
No hubo informes de muertos ni lesionados, pero sí hubo historias conmovedoras de muchos sobrevivientes.
En Gran Caimán, un bombero que rescataba una familia en peligro recibió un bebé de manos de sus padres, que estaban sumergidos hasta los hombros en la corriente de una inundación.
El servicio telefónico quedó suspendido cuando el huracán “Iván” azotó la isla con vientos y ráfagas hasta de 320 kilómetros por hora. Millares de personas quedaron desamparadas en el Gran Caimán, la capital de un territorio británico de 45 mil habitantes.
, debido a que entre un 25 y un 50 por ciento de las viviendas quedaron destruidas, según cifras de la directora de turismo, Pilar Bush.
Bush agregó que el Gobierno buscaba habitaciones en hoteles y dormitorios estudiantiles para albergar a los desplazados. Las autoridades abrieron el lunes numerosos comedores populares en una isla conocida por su atractivo para las operaciones bancarias internacionales y para los turistas acaudalados.
Las tres islas Caimán no habían experimentado un huracán tan fuerte como éste desde 1932, cuando una perturbación similar ocasionó centenares de muertes.
Muchas de esas víctimas se registraron en Caimán Brac, donde los residentes se refugiaron en cavernas altas, pero salieron de sus refugios en la calma que se produce al paso del vórtice y fueron alcanzados por las feroces ráfagas que siguen a ese paso.
