El sospechoso presuntamente entregaría las armas a un grupo guerrillero que opera en Guerrero
AGENCIAS
ACAPULCO, GUERRERO.- Al menos, siete fusiles de asalto, un lanza granadas, una ametralladora, dos pistolas de grueso calibre, más de mil balas, 27 granadas y 47 cargadores fueron decomisadas por agentes de la Policía Municipal en Acapulco Guerrero a un joven guetamalteco que portaba una credencial como estudiante de la Universidad Nacional Autonoma de México quien presuntamente entregaría el arsenal a un grupo guerrillero que opera en Guerrero.
Las fuentes de la policía municipal del Puerto de Acapulco, en el Pacífico mexicano, indicaron que el presunto traficante de armas fue detenido ayer y presentado ante medios locales como Francisco Martínez.
Sin embargo, el Instituto Nacional de Migración lo identificó como Ricardo Taque Giuz, originario de Guatemala.
Agregaron que el guatemalteco, de 24 años, se identificó con una credencial de estudiante de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Señalaron que el detenido fue entregado a la Procuraduría General de la República donde es interrogado sobre su presunta vinculación con algún grupo de la guerrilla local.
Fuentes de la policía señalaron que al parecer las armas tenían como destino a un grupo armado que opera en el estado de Guerrero para utilizarlas el próximo dos de diciembre, cuando se conmemorará el 30 aniversario de la caída del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos.
Sobre esta hipótesis, las mismas fuentes explicaron que este decomiso no tiene las características de los que se practican contra los narcotraficantes, los cuales utilizan vehículos nuevos, están fuertemente armados y dispuestos a enfrentarse hasta morir con cualquier fuerza armada policiaca.
El guatemalteco fue detenido por dos policías locales durante la madrugada del domingo en una zona turística cuando se transportaba en un taxi en cuyo portaequipaje iban las armas.
Durante la aprehensión se produjo un forcejeo y tiroteo sin que se produjeran heridos.
Durante la presentación ante la prensa local, el detenido mostró signos de golpes y aseguró que las armas no eran de él.
El detenido permaneció en las oficinas de la Procuraduría General de la República (PGR) y fue custodiado por efectivos del Ejército mexicano y agentes de diversas corporaciones.