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Detrás del telón

¿Ya Viene el Encuentro Universitario de Teatro?

Un nombre bastante llamativo para quien no conozca dicho encuentro. Para empezar dista mucho de ser universitario; no sólo porque participen algunas escuelas preparatorias, eso sería lo menos importante, sino porque de entrada es un encuentro donde la gran mayoría de los participantes, alinean sus trabajos a parámetros comerciales, carentes de crítica, irrelevantes, al servicio de intereses fuera del arte mismo, olvidándose que el teatro no tiene una finalidad, sino un sentido, de ahí su capacidad de ser símbolo de la existencia y base de la reflexión crítica.

Durante los primeros encuentros se lograron ver montajes con propuestas interesantes, con temáticas críticas, actuales, con escenografías creativas, obras que si bien quedaban a deber por la novatez actoral, presentaban propuestas de interés.

Desgraciadamente el nivel ha decaído, es curioso que la mayoría de los directores teatrales participantes en los primeros encuentros han desparecido del quehacer teatral universitario e independiente, ¿tendrá esto algo que ver?

De entrada, a las instituciones educativas se les pide que no utilicen malas palabras en su puesta en escena, debido a que es un encuentro apto para toda la familia. (¿Qué no es universitario?), ¿por qué ?los universitarios? son tratados como ñoños?, ¿dónde está el sentido crítico de la juventud?, ¿el libre pensamiento de los jóvenes comprometidos con su mundo?, ¿el sentido de la crítica? Acaso olvidaron o alguna vez supieron, que a través del teatro no sólo se pueden divertir, sino que también pueden señalar las problemáticas, mentalidades y conductas de nuestra población, haciendo uso de lenguaje, plástica (imagen), baile, música y sobre todo de un buen libreto que presente todo esto.

Pareciese que a los participantes sólo les interesa mostrarse en escena para que sus familiares y amigos los vayan a ver, basta ver como es común el regodeo (repiten movimientos que causaron risa) que hacen muchos jóvenes actores para lucirse frente a su público, olvidándose del contenido de su obra. No conocen ni a fondo su texto, sólo lo memorizan, sin comprenderlo, yo misma he preguntado a algunos jóvenes actores por el autor de su obra y no lo saben; ?no me acuerdo, es que la miss no nos dijo?, mencionan. No hacen análisis, vamos, les preocupa más cómo van a ir vestidos y cómo saturar el escenario de elementos escenográficos, para no verse mal ante otras escuelas que llevan mejores producciones. Para ejemplos basta un botón. En una obra del poeta y dramaturgo Federico García Lorca, Bodas de Sangre, de un pasado encuentro, la directora tuvo la gran sandez de meter de bosque un telón de una obra infantil, en una tragedia. ¡Por Dios!, es cierto que la vanguardia teatral permite mezclar o ?experimentar?, pero con un objetivo o propuesta planteada, no a lo bestia, ?se veía muy bonito?, comentaban miembros pertenecientes a la institución que la presentaba.

En escena solía decir Ludwik Margules ?sólo deben aparecer elementos que ayuden a contar la historia, no debe ser un basurero de las ocurrencias del director?. Si no comprenden esto, de perdida imiten una propuesta ya vista (que no es justificable, ¿dónde está tu propuesta como director?) y móntenla tal cual, como lo hizo una institución años atrás con la obra Vaselina.

Por otro lado, existe una falta de capacitación de los directores teatrales de las escuelas, tienen una cultura teatral bastante limitada, desconocen sobre textos dramáticos, para muestra basta ver lo que montan, cada año son las mismas obras, con los mismos errores, los mismos vestuarios, vamos, hasta se intercambian escenografías, ¿que es esto? Una maestra de bellas artes me dijo que ?era más fácil hacerse rico que volverse culto? y con base a esto comprendo, más no justifico la postura ingenua de los directivos de las escuelas participantes, que parece que sólo participan como si se tratara de una peregrinación del 12 de diciembre, todos quieren estar presentes, ¿para qué? , ¿para promocionar su escuela gratis?, ¿para mostrar la mentalidad de sus pupilos a través del arte? Para empezar, ¿saben ellos qué es el arte teatral?, ¿lucimiento?, ¿entretenimiento?, ¿un show donde se exhiben a los alumnos más graciosos de la escuela? ¡No!, por ahí no va.

Les podría dar la definición, pero estaría prejuiciosamente creyendo que a ustedes no les interesa saberlo y prefiero ser optimista dejando el beneficio de la duda y que ustedes no sólo lo investigaran, sino que se cuestionaran, ¿cuál es el objetivo de tener un taller de teatro en su escuela?, dicen que ayuda al fortalecimiento de la actitud de sus alumnos, que los hace mejores seres humanos, ¿es cierto?, ¿por qué?, ¿cómo?, ¿de verdad les preocupa? O sólo juegan a hacer teatro, ¿tienen al maestro indicado para ello? De entrada les diría sin temor a equivocarme: ¡No lo tienen!, tienen un empleado más que se ajusta a lo que ustedes como directivos le dictan que haga, que sólo generan una serie de vicios e indebidas actitudes en sus alumnos.

El Teatro Alfonso Garibay ofreció capacitación en ese sentido, no sé si se aprovechó por parte de las escuelas, al parecer no.

Es muy cómodo y hasta engañoso creerse los aplausos y las felicitaciones que padres de familia, directivos y amigos te dan al finalizar la obra. No se trata de formar actores, pero sí de dejar ver una ideología, una propuesta por muy penosa y grotesca que sea como en el caso de la obra El Caso de las Petunias Pisoteadas de Tenesee Williams, en el anterior encuentro, donde los actores, recitaban una serie de demandas en contra de la guerra de Estados Unidos con Irak y consignas globalifóbicas, que ni siquiera las sentían como actores, menos como personas. Se vieron patéticas, era más creíble ver el sentido patriótico de un niño de cinco años al recitar ?Banderita, banderita, banderita tricolor...?.

En fin, a lo que voy es que había una propuesta de dirección, panfletaria sí, pero la había, faltó quizás menos pretensionismo por parte del director y quizás convencer a los alumnos de lo que decían. Otro problema ideológico que sufrimos como sociedad es el nihilsmo juvenil, la resistencia al aprendizaje, otro conflicto con el que hay que luchar como formadores.

A los organizadores del encuentro, al hacer la evaluación de su evento, sean más relistas y críticos, pregúntense qué quieren o qué objetivo desean alcanzar junto con las instituciones educativas. Si analizamos su eslogan promocional de ?En apoyo a la cultura?, la pregunta sería ¿Es ése el tipo de cultura que desean seguir apoyando?

Si la respuesta es no, hay mucho trabajo por hacer. Si están conformes con lo que impulsan, ni hablar, sólo habrá que llamar a las cosas por su nombre y el nivel de gustos y exigencias culturales de nuestra región seguirán siendo gestadas por los parámetros de un tele-circo romano moderno, maniatado por el imperialismo cultural norteamericano.

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