ALHUCEMAS, MARRUECOS.- “A las 06:20 (hora local), todo empezó a temblar. Cogimos a los niños y salimos corriendo. Vimos las casas caer. Cundió el pánico”, relata un sobreviviente del terremoto que sacudió ayer a Marruecos con la voz quebrada ante los escombros de su casa.
El norte del país sufrió en la madrugada de ayer un sismo que destruyó pueblos enteros del norte de Marruecos y causó la muerte a más de 564 personas. El pueblo más afectado era Imzouren, de 20 mil habitantes, situado al noreste del país. Allí, las casas caídas se apoyaban sobre las agrietadas y la gente improvisaba campamentos para pasar la noche y los próximos días.
El hospital Mohamed V, de Alhucemas, a donde fueron trasladados los heridos de las poblaciones cercanas, se encontraba ayer desbordado y había comenzado a enviar los cadáveres a los contenedores frigoríficos del puerto.
El terremoto, de 6.4 grados en la escala de Ritcher, se sintió en el sur de Andalucía y en todo el noreste de Marruecos. En Alhucemas, a 15 kilómetros de Imzouren, los daños fueron mínimos, Nadie en el pueblo (Imzouren) se explicaba qué maldición había hecho que las casas de un pueblo situado a cinco kilómetros siguiesen intactas y las suyas fuesen poco más que escombros o estuvieran a punto de serlo.
Durante toda la mañana de ayer, los heridos se agolpaban en las puertas del hospital Mohamed V de Alhucemas, según el cooperante español Manuel Lorenzo. El jefe de servicio del hospital, Elmorabi Mimon, señaló que a partir del cadáver número 28, habían comenzado a enviarlos al puerto. Ayer el hospital había atendido a por lo menos 300 heridos, según Mimon.
Así los frigoríficos destinados al pescado se convirtieron en una improvisada morgue. En las puertas del hospital, varios marroquíes preguntaban por sus familiares.
La mayoría de las víctimas perecieron en diferentes poblaciones rurales, las dificultades de acceso por carretera a algunas de estas poblaciones retrasaron la llegada a las zonas afectadas de los equipos de rescate, por lo que las autoridades temen que el número de muertos pueda aumentar.
La falta de medios humanos y materiales para proceder a las labores de rescate y a la búsqueda de los supervivientes, que podrían hallarse todavía bajo los escombros de las viviendas derrumbadas quedó reflejada en las primeras imágenes del siniestro transmitidas por la televisión marroquí.
Tanto el alcalde de Alhucemas, Mohamed Budra, como el de Imzouren, Hasán Hamiduch, lamentaron la falta de medios materiales para proceder a las labores de rescate, como grúas, excavadoras o equipos especializados con perros adiestrados y de medios sanitarios para atender a los heridos.
Las imágenes divulgadas por la televisión mostraban a civiles tratando de remover los escombros con medios rudimentarios, como martillos y cinceles caseros, en la ciudad de Imzouren, mientras los supervivientes reclamaban ayuda. “No tenemos agua, ni comida para los niños. Las tiendas las hemos construido nosotros con nuestras manos, pero hay gente que no tiene nada”, explicaba un superviviente.
A la entrada del pueblo y junto a algunas casas derruidas, los sobrevivientes se preparaban para pasar la noche. Algunos bajo una sombrilla. Otra muchedumbre se arremolinaba alrededor de un edificio caído donde los bomberos realizaban labores de rescate.
El terremoto ha tenido varias réplicas de menor intensidad, entre ellas una de 4.1 grados en la escala de Richter a las 11:04 (hora local), que provocaron escenas de pánico entre la población de las zonas afectadas que permanecía en las calles ante el temor de que estas sacudidas causaran nuevos derrumbamientos de edificios.
Las autoridades marroquíes están desplazando a la zona importantes medios humanos y materiales para socorrer a las poblaciones afectadas por la catástrofe.
El rey Mohamed VI, ha expresado sus condolencias a los familiares de las víctimas del terremoto.
El seísmo de ayer es el peor que se ha registrado en Marruecos desde 1960, cuando un terremoto destruyó la ciudad costera atlántica de Agadir (suroeste) y dejó alrededor de 15 mil muertos.
