EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Los candidatos de la coalición Todos por Durango para la presidencia municipal de Gómez Palacio y la gubernatura, Francisco Garza Espino y Jorge Campos Murillo, respectivamente, le apuestan a los principios de legalidad, justicia, equidad y transparencia para enfrentar a la maquinaria estatal y por ende, vencer a los priistas el próximo cuatro de julio.
Garza Espino dice no ver el aparato, “no veo al gigante y ni lo siento, estoy trabajando para ganar”. Por su parte, Campos Murillo comenta que si el voto les favorece, sin trampa, defenderán ese pronunciamiento, “pero desde este momento asentamos que la competencia es injusta”.
En la visita que hicieron a El Siglo de Torreón en compañía de Guadalupe Cortina, candidata a la presidencia municipal de Tlahualilo; Lisandro Orozco, candidato a diputado por el Distrito X (Gómez Palacio-Mapimí) e Isaías Carrillo, candidato a diputado por el Distrito XI (Gómez Palacio-Tlahualilo), Garza Espino y Campos Murillo se pronunciaron en contra de las imposiciones, “como ha sido la vieja práctica del tricolor”.
En Durango es claro el caciquismo, afirma Campos Murillo. “José Ramírez Gamero, de la Confedera-ción de Trabajadores de México, Maximiliano Silerio Esparza, de la Confederación Nacional Campesina y Ángel Sergio Guerrero Mier, de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, formaron un equipo de Gobierno integrado por miembros de su sector o de amigos”.
En un escenario como Durango donde los partidos de la oposición siempre han topado ante una difícil posición por enfrentarse a una estructura muy arraigada, la confianza estriba en el avance que existe en la cultura electoral.
“Las personas que son las que brindan el gane a los partidos, hoy están más politizadas. Ellos tienen la esperanza de un cambio y nosotros estamos apostando a que se cumpla el principio de legalidad”, considera Campos Murillo.
Informaron que se están suscitando “movimientos muy extraños”. Todo lo que se refiere al voto duro y cautivo, pudiera cambiar en un momento dado, afirma Campos Murillo. “Les están recogiendo todos sus datos, su credencial de elector, los números y llevan un control muy férreo con los sindicatos de maestros, de salud, todo lo que se llame oficial”.
Por tal razón, añade el candidato a la gubernatura, propusieron una supervisión por una comisión pagada por el propio Consejo Estatal Electoral, pero no fue aceptada. No obstante, les quitaron de los tres partidos el presupuesto de dos.
La idea era que con ese capital, le pagaran a esa delegación supervisora, pero no procedió, ahora van a plantear que dicha inspección sea de voluntarios. “Que sea una fiscalización de observadores estatales nacionales e internacionales, para el efecto de que no nos vayan a hacer de nuevo trampa”.
Confianza...
Los partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo y Convergencia, pretenden avanzar ante una tendencia tan marcada por el Partido Revolucionario Institucional a través de la coalición, que se formó para el efecto de desactivar el caciquismo.
Jorge Campos Murillo y Francisco Garza Espino, exponen que la coalición de tres partidos puede desbaratar la dominación del PRI que prevalece en Santiago Papasquiaro, Gómez Palacio, Durango y el resto de los municipios en donde se concentra una mayor población.
La maquinaria ya se echó andar y los dos candidatos afirman que es necesaria la alternancia, para el efecto de que exista una mayor responsabilidad de buenos programas de Gobierno, porque siempre que gana un partido sigue el mismo método y sistema.
Al respecto, Garza Espino expone: “Los superpoderes en el caso del PRI se dan cuando la sociedad está a favor del partido, pero en este momento hay una gran inconformidad hacia su interior por la falta de ejercicio democrático”.
En Gómez Palacio, a Francisco Garza Espino le tenían ya marcado un cuadro en un proceso interno: “Era una farsa hipócrita, la línea ya estaba y había dados cargados, por eso no acepté; sin embargo, ellos dicen que me retiré solo, pero quiero decirles que hay miles de priistas y amigos apoyándome”.
Dice que también renunció porque no les tuvo confianza a los “perversos manipuladores” de procesos internos de la Ciudad de México que son unos “mapaches que traicionaron a Carlos Herrera haciéndole montón”.
A Don Carlos lo traicionaron porque se cantaron los votos, pero no se contaron nunca. Él dejó las cosas por la paz, pero hay gente que como yo ejercemos nuestros derechos políticos y aquí estoy”.
