Buenos Aires, Argentina.- La mano de Dios. Aquella frase con la que Diego Maradona rotuló la jugada más polémica de su carrera futbolística en junio de 1986 en México, se recicla ahora en su vida, no como el justificativo de una travesura sino como una necesidad, porque de esa mano depende.
Diego dijo hace casi 18 años que el primer tanto que marcó con Argentina ante Inglaterra en el Estadio Azteca, durante el Mundial, fue con la mano de Dios y los hinchas argentinos vieron en él a Dios empujando con su mano el balón ante el estupor del portero Peter Shilton.
Aquella jugada le transformó, según la interpretación de algunos, en el as de la picardía y para otros en el rey de una prestidigitación digna de un carterista.
Pero tanto los que exaltaron aquella acción como quienes la criticaron se quedaron mudos minutos después cuando Maradona eludió con sus endiablados regates a medio equipo inglés y anotó el mejor gol de la historia de los mundiales. Entonces, la travesura quedó eclipsada por la obra de arte, aunque no olvidada.
A la vuelta de la vida, una vuelta apresurada, a Maradona no le queda tiempo ni espacio para la broma, la travesura o la picardía y necesita seriamente de la mano de Dios, ahora más que nunca, cuando su corazón le pasa por segunda vez una factura después de tanta desatención.
Llegó a Buenos Aires en marzo pasado tras una prolongada ausencia y tenía previsto regresar el jueves próximo a La Habana, donde vive desde el año 2000, tras la primera crisis cardíaca que le tuvo al borde de la muerte.
El domingo fue a buscar muy temprano en la mañana (o a la noche tarde) a su hija mayor, Dalma, a una discoteca, después asistió al estadio del Boca Juniors para ver al equipo azul y oro que venció al Nueva Chicago por 2-0 y más tarde compartió un asado con amigos.
Alfredo Cahe, su médico, advirtió que Maradona no estaba bien y dispuso su ingreso en la clínica a las cinco de la tarde. Hubo pocos testigos de su llegada en la ambulancia, pero al menos dos dijeron que bajó del vehículo y entró al edificio por sus propios medios.
Decenas de periodistas se agolparon frente al sanatorio y poco a poco sus admiradores bloquearon parte de la Avenida Pueyrredón, a metros de esa unidad sanitaria. Algunos manifestaron su apoyo a Diego con pancartas.
"Estado crítico", "cuidados intensivos", "respirador artificial", "pronóstico reservado" fueron las frases más impactantes del parte médico anunciado casi cinco horas después de su ingreso a la clínica, en el que se precisaba con palabras técnicas una crisis cardíaca y problemas respiratorios que han puesto a Diego en una situación límite.
Era tarde, porque los rumores surgidos de deducciones espontáneas, algunos de los cuales se referían a una sobredosis de drogas y otros a que no durmió en los últimos cinco días, ya se habían consolidado en la calle y en algunos medios de comunicación.
Sus hijas, Dalma y Yanina y su ex esposa Claudia Villafañe, hicieron desalojar la antesala del cuarto piso de la clínica, en la que se habían reunido amigos de Maradona y ex jugadores, entre ellos Héctor Enrique, campeón mundial con Diego en 1986.
Guillermo Coppola, su apoderado hasta 2003 y al que Diego reclama rendición de cuentas que no le cierran, fue ayer a la clínica, pero no le dejaron pasar.
Fuentes gubernamentales indicaron que el presidente argentino, Néstor Kirchner, se puso ayer al tanto de la situación de Maradona y se ofreció a su familia para colaborar en lo que se considere necesario.
"Neumonía aspirativa", "normalización de la presión arterial y buena diuresis bajo drogas inotrópicas", "evolución satisfactoria de su cuadro hemodinámico" son las especificaciones del parte médico de ayer, distribuido a la prensa durante el mediodía.
En buen romance, Maradona sigue en estado crítico pero está mejor que el domingo.
El doctor Cahe, que desmintió tajantemente la supuesta "sobredosis", dijo también que la familia de Diego está disgustada por las "estupideces" divulgadas por los medios de comunicación y que si no hay cambios al respecto en las próximas horas, no permitirá la difusión de los partes médicos.
Dentro de la clínica, en la habitación 407 de cuidados intensivos, Maradona sigue conectado a un respirador artificial. Pendiente de la mano de Dios.
?Deseo de corazón que se mejore. La familia sabe que puede contar conmigo?.
Guillermo Coppola,
ex representante del astro
?Espero que mi apoyo le pueda llegar en estos momentos adversos?.
Javier Sotomayor,
plusmarquista mundial de salto de altura
?Es el mejor de la historia, pero nadie lo aconsejó. Ahí empezaron sus problemas?.
Ricardo La Volpe,
director técnico de la Selección Mexicana