BUENOS AIRES, ARGENTINA.- Un emocionado Diego Maradona viajó ayer a Cuba en busca de la paz y la felicidad que necesita para librar una nueva batalla en la guerra que sostiene contra la adicción a las drogas que consumieron su vida desde 1982.
Maradona, de 43 años, viajó a la isla caribeña con su médico personal Alfredo Cahe y dos de sus hermanas mayores, quienes se alojarán con él en la clínica de recuperación.
"Dejo a mis hijas, tengo muchas ganas de llorar por ellas dos, pero sé que me voy a buscar algo para estar mejor, para sentirme bien yo, y me duele también dejar mi país", dijo Maradona al Canal 9 de la televisión argentina a minutos de tomar el avión.
El astro, que reclamó a través de varios medios periodísticos de su país para que la justicia argentina lo habilite a viajar a Cuba, se alojará en el Centro de Salud Mental (Censam) de La Habana, que atiende a pacientes con trastornos mentales y adicciones.
Este será el segundo intento de rehabilitación de Maradona en Cuba, donde llegó a principios del año 2000 después de codearse con la muerte por una grave crisis cardiaca en el balneario uruguayo de Punta del Este.
La eficacia del extenso tratamiento en el centro de rehabilitación en La Pradera, donde estuvo hasta principios de 2004 cuando viajó a Argentina, fue cuestionada más tarde por las graves recaídas que sufrió el ex astro del futbol en Buenos Aires y que pudieron terminar con su vida.
"Un beso grande para todos, los quiero mucho, un saludo para todos los argentinos. Yo no dejo de querer a mi país, no dejo de querer a mi gente, y más a los ‘maradonianos’. Chau", se despidió.