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Diferencias y paralelismos

Patricio de la Fuente

Segunda y última parte

A últimas fechas se han venido edificando bonitos hoteles pensados en los hombres y mujeres que vienen de trabajo, pero desgraciadamente poco se hace para alentar el turismo en la región. La Laguna cuenta con una serie de parajes impresionantes que merecen ser destacados para cambiar el perfil existente y convertirse en lugar interesante para el turismo. ¿Estamos realmente interesados en hacerlo y finalmente contamos con el capital necesario? En la capital también sobran los sitios a visitar pero lo que asusta al viajero son los altísimos niveles de inseguridad que ninguna administración ha sido capaz de resolver: las recomendaciones que los distintos ministerios mundiales de turismo hacen a sus viajeros es que únicamente se viaje a México en caso de necesidad y de ser así hacerlo con las debidas precauciones. Otra preguntita: ¿Tenemos ya una cultura de verdadera atención hacia el turista?

¿Somos ciudades seguras? No y punto, ni al caso andarle haciendo al cuento. Hace mucho tiempo dije que me parecía preocupante el desmesurado aumento de automóviles escolta en La Laguna y hoy lo vuelvo a repetir: el panorama no es nada halagüeño cuando nuestra libertad depende de sujetos armados que suelen ser dados a cometer abusos y tropelías por todos lados. Aquí tiene qué ver la distribución –tan mala- de recursos a los estados y municipios, quienes se las ven negras para garantizarle al ciudadano promedio el número ideal de elementos policíacos, además ya de por sí resulta conflictivo utilizar a los mismos agentes pues gran cantidad de los mismos se encuentran enredados en el hampa y los secuestros. Finalmente las leyes tan endebles que a veces parece premian a los criminales pues de forma rápida y expedita salen de las cárceles y vuelven a delinquir.

Ninguna ciudad debe perder sus costumbres y tradiciones pues en aquel instante comienza una gradual declinación que luego nadie puede parar. No afirmo que en la Ciudad de México hayan desvanecido por completo, lo que sucede es que el tiempo para la recreación es poco y si bien muchos chilangos se sientan tremendamente cosmopolitas, casi ninguno puede recordar cuándo fue la última vez que visitó un museo, acudió a una obra teatral o se paseó por las distintas avenidas de la inmensa mole urbana. Gracias al cielo La Comarca ofrece posibilidades cada día mayores a sus habitantes en estos rubros (cultura) pues destacados miembros de la comunidad cayeron en la cuenta que la base de cualquier sociedad comienza por la educación y la enseñanza. Triste resulta para este columnista que muchas personas fuera de la zona piensen que la cultura es cosa nueva, cuando la creación artística existe desde los anales de La Comarca y lo único distinto es que ahora es mayor la divulgación y promoción que ha venido teniendo.

Un fuchi muy grande para ambas ciudades viene siendo la cuestión de la participación ciudadana. ¿Acaso creemos todos los males son endémicos y únicamente el Gobierno es capaz de resolverlos? ¿No es hora de participar y al mismo tiempo demandar soluciones que finalmente dignifiquen la arena política? Somos iguales pues la porquería y las patadas por abajo del agua se dan por igual, acaso aquí se resienten en mayor medida gracias al menor número de habitantes. Nunca me cansaré de pedir que inculquemos a nuestra descendencia lo importante que resulta tenderle la mano al desvalido, emprender acciones de carácter social que vayan encaminadas a la dignificación del ser humano. ¿Te has organizado con tus vecinos de manzana o de colonia para revisar con detenimiento todo lo que en teoría es disfuncional pero en la práctica es mejorable? Yo apuesto a que a la mayoría de nosotros nos invade una infinita pereza.

Cabe mencionar, nos guste o no, la buena dosis de obra pública que se les está otorgando a ambas ciudades. El Gobierno de Coahuila –un aplauso para el Gobernador- muestra un genuino interés por sacarse la espinita de que Torreón era continuamente olvidado pues se favorecía a Saltillo y ahora se vienen realizando obras que a todo mundo tienen contento; también importante hacer mención a la labor del municipio y al alcalde Anaya por el buen juicio y excelente coordinación con el Gobierno estatal, lo que finalmente mejora las condiciones de vida de los laguneros, algunos incluso me han venido manifestando que finalmente ven traducidos sus impuestos en elementos arquitectónicos tangibles, algunos bellos y otros no, pero todos a la vista.

Pensando en México capital se me ocurre que está por la calle de la amargura, de plano no hay planeación urbanística, existen los cinturones de miseria y crecimos a lo bruto. Poco es el dinero para construir –bueno, Carlos Ahumada puso algo- pero populista o no, Andrés Manuel López Obrador muestra visión política a largo plazo con los distribuidores viales y los segundos pisos del periférico. Dichas obras han hecho que el tráfico arrecie en serio pero a la larga resultarán benéficas para todo el mundo. En Torreón contamos todavía con la oportunidad de un desarrollo medido y responsable y no aquel que se asemeje al ya muy conocido símil de la Torre de Babel: todos hablando distintos idiomas, cada quien jalando para su molino y al final un relajo inimaginable.

Finalmente somos mexicanos y por ello debería existir una estrecha colaboración tratando siempre de encontrar puntos en común en vez de abismales diferencias que nos ofenden, humillan de ambos lados y a nada sano llevan.

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