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Divagaciones de la Manzana/ La historia se repite

Martha Chapa

Los resultados electorales que se registraron en Veracruz el domingo pasado para renovar gobernador, presidentes municipales y diputados, ameritan diversas lecturas e interpretaciones, desde luego que en el plano político pero también con un enfoque económico y financiero.

La victoria del candidato priista por escasa diferencia sobre su oponente principal, el panista Gerardo Buganza, es indicativa de que la gestión del actual Gobernador veracruzano no contó con la aprobación mayoritaria de la ciudadanía. De igual manera, se percibe una negativa implícita a que el PRI siga gobernando esa entidad a sus anchas e incluso el deseo de muchos votantes de que ese partido tampoco regrese a la Presidencia de la República con las mismas prerrogativas de los viejos tiempos.

Es evidente también que la popularidad del presidente Fox no está tan baja e incluso pareciera que la figura del guanajuatense se recompone en la opinión de los ciudadanos, pues independientemente de que se valoró al panista, como un buen candidato local y obtuvo una votación alta dentro de una entidad federativa tradicionalmente priista, algo tuvo que ver la gestión del panismo en el plano nacional.

Las elecciones veracruzanas marcan también una fractura entre grupos de poder económico de México, y en específico representan una llamada de atención a los empresarios y financieros afines al hijo del ex presidente Miguel Alemán. Todo esto se refleja de manera más contundente en el hecho de que no consiguieron mantener el control del Congreso local ni la mayor parte de los municipios. El Gobernador entrante tendrá que sopesar entonces los intereses de los grupos en sus planes de desarrollo estatal.

Por lo que se refiere a la tercera fuerza política veracruzana, agrupada en torno a Convergencia Democrática, es evidente que si bien obtuvo una votación significativa, el resultado confirma lo que hemos visto en otros estados, donde el PRD ocupa la tercera posición, normalmente sin mayores consecuencias políticas.

Sin embargo, de atenernos a los procesos electorales de Veracruz, que han sido un termómetro indicativo de las subsiguientes presidenciales, podrían entonces equipararse y casi empatar las tres grandes fuerzas políticas del país.

Por ahora comprobamos de nueva cuenta que en 2006 los finalistas serán el PRI y el PAN, aunque hay señales de que el partido blanquiazul no acaba de consolidarse en las preferencias de los votantes, a pesar de estar gobernando el país (y seguramente por la forma en que gobierna). Pero tampoco el tricolor, hasta hace poco partido hegemónico de Estado, ha salvado los altos y fuertes diques para regresar al poder tal como lo usufructuaba en décadas pasadas. Y por lo que toca al PRD, no acaba de consolidarse ni de ganarse la confianza de las mayorías, para convertirse en una alternativa viable.

Por otra parte, si bien es cierto que en los comicios cuenta la calidad de los candidatos, de ninguna manera deberíamos regresar al pasado y fabricar caudillos con mano de hierro o populistas mesiánicos que creen encarnar la esperanza de los mexicanos.

Seguiremos pendientes de las otras importantes elecciones que se avecinan en este mismo año, a fin de valorar si las tendencias del electorado así se confirman, como en general ha ocurrido en los casos más recientes, o que se presentan con otros matices, en todo caso definirán el futuro próximo.

e mail: enlachapa@prodigy.net.mx

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