Londres, (Notimex).- El divorcio en el Reino Unido, incluso de común acuerdo, suele costar más de tres mil dólares, lo que añadido a las repercusiones psicológicas se traduce, en cualquier caso, en un notable descenso de la calidad de vida de la pareja.
Un total de 153 mil 490 parejas se divorciaron el pasado año en el país, tras 11 años de matrimonio, pero el coste de los trámites para la consecución de los papeles cada vez adquiere cifras más elevadas, aún realizándose en circunstancias amistosas.
Según aseguró a Notimex la abogada Sarah Anticoni, del bufete de abogados de Charles Russell, obtener tan sólo el divorcio puede costar unas mil libras (mil 500 euros), aunque esta cifra a menudo se dispara con los pagos a abogados y los costos administrativos.
Pero no son esos los únicos trámites, ya que, por ejemplo, la decisión sobre la situación de los niños, dirigida por la Agencia de Apoyo a menores, es un aspecto que se debe tener en cuenta, tanto por las repercusiones psicológicas, como por el aspecto económico.
Jonathan Benson, de la Jefatura de Financiación de Cambio de Vida, una compañía especializada en la ayuda a personas que se divorcian, añadió que "cualquiera de los caminos que elijan las parejas, les llevará a una vida peor a la que tenían".
Benson señaló que los cónyuges "tendrán que afrontar los costos de volverse a establecer y la posibilidad de correr con los gastos de al menos uno y, posiblemente, dos alquileres, frecuentemente con los mismos ingresos que antes de la ruptura".
Dada esta realidad, Anticoni consideró que "el gobierno británico apoya muy poco a la hora de pagar los costos legales del divorcio o los acuerdos financieros que le acompañan".
Es que incluso la ayuda que reciben las personas tras su separación legal -consistente en la desaparición de algunas tarifas legales-, debe ser devuelta posteriormente, por lo que "se trata más de un préstamo que de un regalo".
"Las parejas en trámites de divorcio están prácticamente obligadas a no discutir en este tema, ya que existe el riesgo de que las ayudas gubernamentales sean menores si esto ocurre", afirmó Anticoni.
Indicó que la decisión de la custodia de los niños no debería tener costo alguno si ambas partes se ponen de acuerdo, lo que, según Anticoni, "es la mejor forma de proceder".
Si existen numerosos puntos de disputa entre la pareja, "lo mejor es acudir a los servicios de mediación antes de llamar a los abogados, para impedir que los costos se disparen", apuntó.
Las negociaciones para la obtención del divorcio pasan por tres etapas diferentes: la organización de la separación, la custodia de los niños, si se tienen, y el establecimiento de los acuerdos financieros.
Algunos casos como el del futbolista Ray Parlour, en el que se lo obligó a pagar a su ex mujer el 37 por ciento de sus ingresos en los siguientes cuatro años del divorcio, hace que a algunas personas con altos ingresos lleguen a tener pánico a estos trámites.
La vivienda es otro de los temas más problemáticos. Más de la tercera parte de las parejas se encuentran en la necesidad de vender sus casas cuando rompen, lo que cuesta una media de 17 mil dólares, al tener que mantener dos casas por separado.
Otro de los hechos que los juristas especializados en divorcios observan cada vez con más frecuencia es "el incremento de mujeres con salarios más altos que sus maridos, quienes, con ganancias menores, reclaman parte de sus activos", explicó.
Según Anticoni, "ahora existen cada vez más mujeres que se hallan en muy buena posición económica y tienen amplios ingresos, y cada vez aumenta más el número de hombres que reclaman contra esas mujeres".
También el reparto de los beneficios de una pensión puede ser tan problemático como la adjudicación del hogar familiar. En este caso, existen tres maneras de negociar con ella si sólo uno de los miembros de la pareja ha conseguido derechos substanciales.
La primera consiste en que uno de los miembros abandone algunos derechos de la pensión, a cambio de dinero u otros activos, lo que permite que el otro conserve la casa en la que ambos cónyuges habían convivido hasta el momento.
Otra opción es marcar una orden de destino de la pensión, lo que mantendrá los fondos intactos hasta la jubilación de ambos miembros y les permitirá recibir la suma de dinero en un único pago a mediante diferentes plazos establecidos.
El máximo problema de esta última elección es que las partes deberán continuar en contacto para arreglar cualquier asunto financiero que surja y que, además, la orden finaliza si cualquiera de los miembros fallece o decide casarse de nuevo.
La última opción se deriva generalmente de las pensiones privadas compartidas en las que, con el divorcio, uno de los miembros continúa y al otro se le ofrece una cantidad en efectivo que debe usarse para el inicio de otro plan de pensión alternativo.
