Un ambiente de tristeza invadió desde el domingo por la tarde gran parte de las colonias División del Norte y Lucio Cabañas, después de que los vecinos presenciaron o se dieron cuenta de la muerte accidental de Adán Valentín Muñoz Díaz, mejor conocido por sus amigos como ?El Güero?, a consecuencia del accidente causado por la niña Claudia Esther Jiménez Ayala, de 11 años.
A bordo del vehículo de su madre, la menor vio la facilidad de maniobrarlo, sin saber que su ?travesura? cobraría la vida de un ser humano.
En la esquina de las calles División del Norte y Eufemio Zapata, se encuentra un grupo de jóvenes que conocían a Adán, quien tenía planes para terminar el tercer grado de secundaria. A pocos metros de distancia, frente al No. 501, una cruz de cal con algunas flores dentro de un frasco y una veladora apagada permanecen como mudos testigos del hecho.
Al frente, en el 502 de la segunda de las calles, está el domicilio vacío de María Esther Ayala Ávila, madre de Claudia. Los vecinos aseguran que no han visto a la mujer, a causa de que fue puesta tras las rejas mientras se realizaban las investigaciones. Entre tanto su hija podría quedar sujeta a las determinaciones del consejo del Centro de Orientación y Observación para Menores Infractores de esta ciudad.
Su padre está por llegar de Estados Unidos, donde permaneció por varios años, sabedor de la situación que va a encontrar.
Al lado del 501 vive Gloria Gutiérrez, madre de Gustavo David, el pequeño de cinco años que permanecía con el hoy occiso, señalando que su hijo está fuera de peligro, pero debido al golpe del carro se siente un poco adolorido de la espalda sin poder levantarse de la cama.
La señora señala con los ojos humedecidos que de no haber sido por El Güero, quien alcanzó a quitar a Gustavo David de la trayectoria del coche, serían dos víctimas y no una. Por su parte, el sexagenario Francisco Alanís, otro de los lesionados, se recupera en el Hospital General.
No muy lejos, a un costado de la iglesia que se ubica por la calle principal de la colonia, está el hogar de Adán Valentín, en el 415 esquina con Rodolfo Fierro de la Lucio Cabañas. La gente aguarda afuera de uno de los cuartos que dan a la calle, mientras el murmullo de los responsos del Rosario se confunden con el llanto de María del Carmen Díaz, madre de ?El Güero?. Los restos del joven descansan dentro de un féretro de color gris rodeado de coronas florales y veladoras.
Alejandro Cornejo Mercado, medio hermano de la víctima, señala que al mediodía del domingo, Adán le dijo que iba a cobrar su paga con el patrón (en la casa donde permanecía sentado y donde ocurrió el accidente), pues quería irse a bailar por la tarde. Pero no sucedió.
Los familiares y asistentes al funeral piden justicia y que se finque la responsabilidad a los adultos que permitieron el accidente.
El padre de Adán, Manuel Muñoz, de oficio jardinero, con los ojos enrojecidos, señala que ya nada será igual, que cualquier cosa que se haga no le devolverá a su hijo.
Las campanadas de la capilla de la colonia llaman para las honras de Adán Valentín; al mismo tiempo, una de sus sobrinas dice que esta Navidad no será igual sin él, con una silla vacía y sin la sonrisa de su tío, ?El Güero?.