El pasado 15 de mayo tuve oportunidad de asistir, como miembro del Comité Ejecutivo de la Sección 35 del SNTE, a distintos eventos conmemorativos del Día del Maestro. Además de la Ceremonia de Entrega de Estímulos a docentes que cumplieron 30 y 40 años de servicio, que en esta ocasión se realizó en un recinto digno: el Teatro Isauro Martínez, se llevó a cabo la ya tradicional comida que ofrece el gobernador del estado de Coahuila a los maestros homenajeados, tanto de nuestra sección sindical como de la Sección 38. Por la noche de ese mismo día las autoridades de Matamoros y San Pedro de las Colonias también festejaron a los profesores de esos municipios, de una manera que me pareció relevante.
Quizás habrá a quienes no les parezca importante una comida con un gobernador y con presidentes municipales, donde se entregan buenos obsequios y se ofrece variedad con artistas de moda, pero en estos tiempos de dificultades económicas, de raquíticos aumentos que no logran resarcir la pérdida del poder adquisitivo del salario y de poca valoración social a la tarea docente, no debe verse mal que por lo menos en ocasiones especiales se dé un trato digno a los maestros de la región lagunera y sus representantes sindicales. Lamentablemente este trato, a nivel de gobernador, sólo lo recibimos por el lado de Coahuila, pues el gobernador de Durango nunca se dignó, durante su período que está por concluir, a convivir con los maestros laguneros en su día y con el Comité Ejecutivo de nuestra Sección 35. Ojalá esta política de desdén hacia el gremio magisterial se modifique, con el cambio de administración, en el estado que vio nacer a Don Guadalupe Victoria y a Francisco Zarco.
Ciertamente los maestros laguneros podemos entender que no es obligación del gobernador del estado de Durango, invitarnos a comer, o hacernos llegar algunos obsequios en nuestro día, pero lo que ya no podemos aceptar es que siga incumpliendo con importantes compromisos contraídos desde años atrás con el magisterio. El licenciado Ángel Sergio Guerrero Mier, sabe perfectamente que existe el compromiso, desde hace varios años, de llevar a cabo la rezonificación, es decir, el pase del tabulador II al III. Esto significa un verdadero beneficio para los trabajadores de la educación, pues representa un aumento a las percepciones de un 40 por ciento, tan necesario hoy que todo el país se ha convertido en zona de vida cara. Lo que sí entendemos es que será prácticamente imposible cubrir la totalidad del porcentaje y en todos los municipios, pues ello debió hacerse en forma gradual a lo largo del sexenio, cosa que no se hizo en perjuicio nuestro. Buena parte de la responsabilidad en el incumplimiento gubernamental recae también en las Secciones sindicales; por lo menos en la 35, que es la que conozco y a la que pertenezco, faltó firmeza a las dirigencias anteriores para exigir lo que nos corresponde a los agremiados. La nueva gestión sindical, que encabeza el profesor Gerardo Alba Castillo, tiene la obligación y enorme responsabilidad de conseguir en la negociación salarial del último año de Gobierno de Guerrero Mier, el cumplimiento de por lo menos una primera etapa en la rezonificación.
Pero tenemos que decir que lo señalado no es la única deuda del Gobierno del estado de Durango con el magisterio. Hace cuando menos dos años que se firmó la minuta relativa a la negociación SEP-SNTE, donde se acordó el establecimiento de un Fondo de Ahorro, similar al que opera desde hace tiempo en Coahuila, donde por cada peso ahorrado por el trabajador el Gobierno estatal se compromete a aportar uno y medio o hasta dos pesos, lo cual es un beneficio adicional nada despreciable que se recibe una vez al año.
De igual manera se tomó el acuerdo de autorizar presupuesto para la asignación de préstamos conocidos como Anticipo de Quincena, mismos que representan un valioso apoyo para el trabajador ya que el monto es superior al de los préstamos de corto plazo proporcionados por el ISSSTE. ¿Por qué no se ha cumplido con estos acuerdos ya firmados por la parte oficial y sindical? Los trabajadores no lo sabemos, pues ninguna de las partes lo ha explicado. Pero este último año de Gobierno lo que no queremos son explicaciones y mucho menos de carácter justificatorio. Se antoja exigir respuestas favorables, pues ya no hay más tiempo para que las autoridades cumplan y salden la deuda con el magisterio. ¿Acaso piensan que no se lo merecen? Por lo menos que hagan valer su firma, que quedó estampada en los convenios formulados con el sindicato.
Tiene la palabra el Gobierno del estado de Durango; los trabajadores de la educación necesitan reconocimiento a su labor y respuestas positivas a sus demandas. La trascendencia de la función magisterial exige que sea bien valorada no sólo por la sociedad sino, de manera específica, por el Gobierno. Y esa valoración implica ineludiblemente que los maestros cuenten con mayores percepciones, así como mejores condiciones de vida y de trabajo. Los discursos huecos y demagógicos, propios de un viejo estilo de gobernar, deben ceder el paso a la contundencia de los hechos.