Lo que le ha faltado a nuestro Señor Presidente, porque a Vicente Fox, quiéralo o no y a estas alturas de su mandato pudiera no quererlo, es echarle ganas a su trabajo, como se las echó a aquel otro que tuvo antes de ganar éste y que fue el de candidato.
Como todo mundo sabe difícilmente hay un poder tan grande como el de nuestros presidentes: Ha sido tan grande como cada quien lo ha querido, lo que pasa es que nadie puede hacer nada con él si no lo ejerce. Y el caso actual es éste.
Dicen que Dios mismo ayuda a los audaces; pero, ni Él mismo puede hacer nada por los que se quedan quietos, por los miedosos, por los que no se atreven a pensar y actuar en grande. A mediados de su gestión el trabajo debería de estar hirviendo a estas alturas, pero, entró con millones de desempleados y saldrá con los mismos si no es que con algunos más. Pero, el tiempo se le ha ido visitando pueblos chicos y acariciando los rostros de sus pequeños.
Particularmente su período debería haber sido de hechos, no de palabras, así lo esperaban quienes contribuyeron a llevarlo a donde está; los mexicanos estaban esperando y preparados para que fuera su guía, pero a estas alturas ya están convencidos de que se quedaron con las ganas. Él mismo estará persuadido de ello.
Cuando decidió buscar la Presidencia seguramente estaba convencido de algunas cosas buenas podría hacer por el país, una de ellas seguramente ha sido la de abrir nuestras cloacas y mostrarlas a todos los mexicanos descubriéndonos que no sólo era verdad todo lo malo que conjeturábamos sino que era peor. Pero, en eso se quedó. Ni remedió ni castigó. Ya hemos dicho muchas veces que, en México, la autoridad tiene no sólo miedo, pánico a castigar, como si temiera llegar a ser sancionado con el mismo palo.
Y si los mexicanos nos damos cuenta de cosas como éstas seguramente a él le pasará lo mismo: se dará cuenta de que sus tres años primeros han sido un desperdicio y de que por allí van los finales. ¿Qué le pasaría si frente a ellos una de estas noches, o mañanas, decidiera hacer todo lo que pudiera de lo que no ha hecho, enfrentándose a todo lo enfrentable, con amigos o sin amigos, con partidarios o sin partidarios, sólo utilizando su poder presidencial, capaz de hacer caer los muros que le salieran, mandando como debe mandar, exigiendo como debe exigir, ordenando como debe ordenar y castigando a quien debe castigar?
Inspírese en la historia universal en la que encontrará más de un caso por el estilo y si no lo encontrara tanto mejor, sería el primero. Imagínese nomás haciendo esto por México. Por México y por él, que de no hacerlo pasaría a las páginas de nuestra historia como el más triste ejemplo de un Presidente que pudiendo haberlo hecho todo para beneficio de su país, nada hizo.