Por primera vez, las etnias andinas desfilan en una pasarela
EFE
LA PAZ, BOL.- La belleza y el encanto de la mujer ?cholita?, como se conoce popularmente a la india originaria de los Andes, se paseó por primera vez sobre una pasarela de moda en la ciudad boliviana de La Paz, en un desfile donde quedaron eclipsados los cánones estéticos occidentales.
Cuatro ?cholitas? paceñas, con sus amplias polleras (faldas), sus vistosas mantas y sus coquetos sombreros, saltaron al escenario de la ?alta costura? la noche del viernes, en uno de los hoteles más lujosos de la sede del Gobierno de Bolivia.
Al son de las músicas típicas del altiplano andino boliviano, las ?cholitas? acompañaron orgullosamente a las modelos que suelen acaparar los flashes en los desfiles de las principales ciudades del país.
Momentos antes de desfilar, la más joven del intrépido grupo, Jeanette Mollinedo, de 22 años, no pudo esconder su inquietud ante semejante reto. ?Es mi primera vez y estoy muy nerviosa, porque hay muchas cámaras y la prensa internacional está aquí?.
Mollinedo, de hermosos rasgos aymaras (la principal etnia andina, junto a la quechua), es dependienta en una tienda de prendas de vestir tradicionales, ?Pollerería La Bolivianita?, que fue invitada con ocasión del pase de modas del Instituto de Pequeña y Mediana Empresa de una academia de estudios local.
?Para mi ha sido una gran sorpresa porque nunca una mujer de pollera ha subido a la pasarela?, relató, al tiempo que confesó su emoción por ?entrar en un hotel así, de prestigio?.
?Aquí, se abrió la puerta (automática) con el vidrio y pensé que alguien se estaba haciendo la burla de mi?, explica entre risas, al relatar su llegada al establecimiento.
Al lado de Jeanette, Vania Cordero, de 23 años; Verónica Limachi, de 24, y Georgina Huayhua, de 27, se contonean elegantemente bajo las luces y las atentas miradas de un público entregado.
Sus ropas, casi idénticas a las que se usaban antiguamente en algunas regiones de la península ibérica y que fueron una imposición de la Colonia española a la mujer india en el siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III, destacan tanto por los llamativos colores como por los ostentosos complementos.
Vestirse requiere su tiempo, ?hasta una hora en las ocasiones especiales? -declara Jeanette, mientras que peinar sus largas cabelleras negras en dos trenzas, aunque puede realizarse ?en diez minutos?, requiere de la rutina, a veces extraña, de la tradición.
La modelo cuenta que el mechón que se coloca por encima al iniciar el trenzado debe ser siempre el que surge de la zona más cercana a la nuca. Sólo cuando la chola muere y es arreglada para ser enterrada, se invierte este orden.
?Nos están dando una oportunidad grande para mostrar lo que es una mujer de pollera?, reitera emocionada Jeanette, que, sin embargo, no oculta su contrariedad por el trato que la ?cholita? recibe habitualmente en Bolivia.
Según la joven, ?muchas veces una mujer de pollera es discriminada aquí, por el hecho de que no habla bien (castellano), incluso por usar pollera?.
No en esta ocasión, en la que, gracias a la novedosa propuesta de los organizadores del desfile, las valientes ?cholitas? pudieron meterse en la piel de una cotizada modelo, aunque sólo fuese por unas horas.
COSTOSA HUMILDAD
Pese al origen humilde de la ?cholita?, su vestimenta, que luce en la vida diaria y que hace las delicias de los turistas que descubren La Paz, llega a venderse en alrededor de 300 dólares.
-El sombrero, similar al ?borsalino? italiano, puede costar más de 20 dólares.
-La manta, unos 100 dólares.
-La blusa, cerca de 30 dólares.
-La pollera, 100.
-Los hasta cinco ?centros? -enaguas- que esconden sobre la falda, cerca de 60 dólares cada uno.
-Y los zapatos, diez dólares.
-Otro complemento esencial son las joyas, generalmente de oro combinado con piedras preciosas, como el zafiro o la bolivianita, originaria de esta nación sudamericana. Un juego completo de primera calidad asciende en ocasiones a 15 mil dólares.
FUENTE: EFE
