Luis Maeda Villalobos
Alerta con los transgénicos
Hace tiempo en esta misma columna, hemos advertido de los riesgos a la salud, por el consumo de granos y cereales transgénicos como el frijol, el maíz, el trigo, la avena, entre otros, que son elementos importantes en la dieta del mexicano. Curiosamente vuelve a ser de actualidad dicha advertencia, por las investigaciones practicadas por la Comisión de Cooperación Ambiental, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en el que se pide al Gobierno mexicano, que fortalezca la moratoria de importación de dichos granos, fundamentalmente de los Estados Unidos.
El maíz tiene un significado antropológico importante, porque además de ser básico en la alimenta-ción cotidiana de los mexicanos en toda su historia, es del conocimiento general, que dicho grano –cuyo nombre científico es Zea mays- es el teozinte o Pan de los dioses, de los mexicas y de los demás pueblos primitivos de Mesoamérica, del Sureste, Centro y Sudamérica.
Según los estudiosos, el Zea mays, con más de seis mil años de antigüedad, fue descubierto por el investigador McNeish en una cueva de la región de Puebla y a través del tiempo y de polinizaciones naturales, se fue adaptando a los diversos ambientes, en tal forma, que de minúsculas mazorcas, crecieron hasta el tamaño que conocemos, y cuyos granos alimenticios y de gran calidad energética, han servido para la nixtamalización, para hacer masa, tortillas, atole, entre otras cosas. El frijol, el chile y la calabaza, son parte del complemento alimentario de los pueblos aborígenes, debajo de la línea de Paul Kirchoff que delimita la Aridamérica de los pueblos de Mesoamérica, donde se encuentran metates y pocillos, objetos utilizados para moler el nixtamal y obtener la masa para hacer las tortillas.
Las especies criollas del maíz, el frijol y otros granos, deben conservarse y mantener su reproduc-ción en el campo mexicano y evitar, por todos conceptos, la contaminación por los experimentos transgénicos, porque se pierde el patrón primitivo de su código genético, original.
La advertencia es de tomarse en consideración por el Gobierno, en virtud del daño que se ocasiona a la salud del pueblo, que consume 220 kilogramos anuales por persona. Fuera de algunos Estados del Sur, todavía en el altiplano se cultiva el maíz en forma tradicional.
Actualmente se importan más de cinco millones de toneladas al año, lo que significa un alto riesgo de contaminar el maíz criollo, con una gran afectación a la salud. Muchas toneladas, que se calculan en un 30 por ciento, se transforman en harina que se expende en todas partes, lo que quiere decir, que los efectos de la transgenia están ocurriendo ya o se presentarán en las futuras generaciones.
Continuaremos solicitando y exigiendo, ahora por advertencia, la instalación en la Región Lagunera, de un laboratorio completo para el control de los alimentos –tanto de origen local, como trasnacional, de importación- que consume la ciudadanía.