Luis Maeda Villalobos
Prevalece la inconciencia
Las aguas residuales del Parque Industrial Lagunero (PIL) de Gómez Palacio, Durango, continúan derramándose en el lecho seco del río Nazas a nivel del ejido Las Huertas. Dichas aguas, definidas como altamente tóxicas e insalubres por los análisis practicados, forman lagunas negruzcas y ahora azulosas, con una existencia de más de treinta años, además de producir malos olores que soportan los habitantes de las colonias aledañas, principalmente de Torreón, Coahuila.
Dichas aguas se han ido acumulando en el acuífero colgado entre dos capas impermeables, depósito que es una bomba de tiempo que algún día estallará contaminando el acuífero principal, el que se haya a más profundidad y que es la reserva de agua que permite actualmente la supervivencia y el desarrollo sustentable de la Comarca Lagunera de Durango y Coahuila.
Los expertos suponen que el volumen de aguas tóxicas está siguiendo un gradiente o inclinación hacia el noreste en el subsuelo, debido a que dichas lagunas, no crecen en extensión ni altura, a pesar que la descarga tiene una cota de 90 a 100 litros por segundo y por tantos años.
El hecho de señalar la prevalencia de una inconciencia tiene su fundamento científico y alta preocupación, en virtud de que el evento se suma a una serie de agresiones a los recursos naturales en la región, como la acumulación de la basura y los residuos peligrosos, la contaminación del aire y el problema grave del abatimiento de las reservas de agua en el subsuelo o acuífero principal, por ser mayor la extracción que la recarga además del uso irracional del agua que se hace hasta la fecha.
¡Sin agua no hay vida! No es posible comprender que las autoridades de los tres niveles de gobierno, ignoren estas cuestiones y más, que los ríos, arroyos, lagos y lagunas, son cuerpos receptores en forma natural a la recarga de los acuíferos.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Ecología Municipal de ambos Estados (Coahuila y Durango), se quedan calladas cuando va de por medio la supervivencia de la zona conurbada de La Laguna. No existe un organismo rector del desarrollo armónico, cuando se conoce que la región tiene un mismo ecosistema del semidesierto, un sistema hidráulico endorreico (cerrado) y un mismo techo atmosférico y un componente étnico pleomórfico original.
Por su parte, la Comisión Nacional del Agua ha programado, de acuerdo a sus responsabilidades, un esquema para terminar con la descarga de aguas residuales mixtas en el río Nazas. Programa a corto plazo con la exigencia de que todas las industrias tengan sus propias plantas tratadoras y cumplan con las Normas Oficiales Mexicanas, so pena de sanciones estimuladas en la Nueva Ley de Aguas Nacionales y su Reglamento. La comunidad lagunera espera una pronta solución a un problema grave que atañe a todos.
