Miami (EU), (EFE).- En los 20 meses del conflicto de Irak, miles de soldados, entre ellos muchos hispanos, protagonizan verdaderas historias de amor, que son conocidas entre los militares estadounidenses como el "Romance de Irak".
Uno de estos cuentos de hadas en el fragor de la guerra es el caso de la soldado ecuatoriana al servicio del Ejercito de Estados Unidos Jeimmy Martínez, de 21 años, y de su compañero de armas Enesi Tuufuli, hawaiano de la misma edad, informa el diario "El Nuevo Herald", de Miami.
Ambos soldados se conocieron hace más de año y medio en una base militar en Alemania, en donde pertenecían al mismo batallón: ella trabajaba como mecánica de generadores y él arreglando armas.
Rápidamente germinó el amor entre ambos, y cuando llegó el día de ser enviados a Irak, en enero pasado, el compromiso de la relación era tan evidente que sus superiores aprobaron asignarlos al mismo cuartel militar en las afueras de Bagdad.
"Fue en medio de arena, rocas y de los escalofríos que suscitan los constantes bombardeos, que el amor se solidificó", señala el diario.
En medio de la guerra se comprometieron a unirse para siempre. No había joyerías, así que se conformaron con dos anillos de plata traídos por unos mercaderes iraquíes.
"No importa dónde estés o lo que hagas; cuando el destino te trae a la persona indicada, lo sabes inmediatamente, así te encuentres en la guerra", confiesa Jeimmy Martínez.
"En la guerra, el amor se fortalece porque uno siente el temor de no ver a la persona el próximo día", confiesa.
"Cuando caen las bombas, uno piensa mucho en la vida y sobre la persona con la que uno sueña compartirla", relata Tuufuli.
"Teniéndola ahí a mi lado, me di cuenta que era ella", afirma el soldado.
Ambos llegaron en los últimos días a Miami para contraer nupcias en el patio de una casa en el noroeste de la ciudad.
La decisión fue tan súbita que, durante el festejo, endulzado con dulces típicos del Ecuador, los anillos oficiales no estaban listos aún.
De todas formas, contrajeron matrimonio en presencia de familiares venidos de Ecuador y Hawai, y ahora parten de nuevo para Irak para proseguir su idilio en el frente de combate.
"Esta historia es inolvidable -concluye Martínez-. Nos conocimos y luchamos juntos en una guerra, nos casamos mientras la guerra continuaba, y ahora regresamos a la guerra casados".
