Reportajes

Educación al estilo oriental

FABIOLA PÉREZ-CANEDO HERRERA

En defensa de una cultura;costumbres y programas similares en México y Corea del Sur.

EL SIGLO DE TORREÓN

TORREÓN, COAH.- Al hablar en términos de educación, Corea del Sur surge como uno de los países que promueve más este rubro, pues produce los recursos humanos necesarios para el desarrollo económico y tecnológico. La instrucción de la ciudadanía ha sido un factor decisivo en el progreso de este país y en su proyección al exterior.

Esto es de suma importancia para su Gobierno, no solamente como el instrumento para el desarrollo de la persona como profesionista en el medio laboral sino además para cumplir consigo mismos al crecer internamente como individuo.

Kwan Mikyung, Hwang Insook y Soon Ja Koo, son tres de las ocho maestras provenientes de Corea del Sur que imparten clases a los hijos de los ingenieros que laboran en LG Philips, empresa también coreana, que provee de materiales a las profesoras para que instruyan a los niños que viven en Torreón desde hace ya varios años, en su cultura.

“Las costumbres son muy similares entre Corea y México”, dice Hwang, “allá respetamos mucho a los ancianos, a quienes tienen mayor edad y aquí en México también, no hay mucha diferencia en cuanto a las costumbres”.

Entre los coreanos hay un gran respeto por su herencia cultural, por lo que se esfuerzan para fomentar y preservar sus artes y tradiciones. Debido a este apego a sus raíces, la gente y el medio ambiente en el que viven están inseparablemente vinculados, pues se considera a la naturaleza un espíritu vivo con el que están en constante convivencia.

Jornada educativa

La educación primaria en Corea del Sur es gratuita y obligatoria para todos los niños que tienen entre seis y doce años. La instrucción preescolar no es forzosa, pero la mayoría de la gente sí prefiere que sus pequeños cursen el kinder.

El sistema educativo consiste en seis años de educación primaria, tres de instrucción media , tres de preparatoria y cuatro de universidad, además de cursos de maestría y doctorado. Para elegir a cada aspirante a la universidad, se hace una revisión de los expedientes de la preparatoria y secundaria del estudiante, además de los resultados de la prueba de admisión y se les solicita también un ensayo de por qué quieren entrar.

Las clases se imparten de lunes a viernes en seis períodos, de 45 minutos cada uno y los sábados en cuatro. Además de la jornada educativa, los infantes tienen cursos en las tardes, que les ayudan tanto a llevar un mejor desempeño escolar como a tener un conocimiento extra de otras materias. Sólo descansan el domingo.

Por ejemplo, un pequeño puede llevar matemáticas por la mañana y reforzar en la tarde con otra clase de esta misma asignatura, con otro profesor o incluso con él mismo, para tener una mejor comprensión y dominio del tema.

La maestra Soon Ja Koo cuenta que los pequeños en Corea pasan la mayor parte del tiempo estudiando debido a que la educación es privilegiada y es muy difícil entrar a la universidad, por lo que se tienen que esforzar mucho para alcanzar el nivel intelectual que se les exige.

“Los niños en Corea siempre están ocupados”, dice Kwan Mikyung riendo, “tienen muchas clases después de la escuela, como de inglés, matemáticas, luego de estudiar van a clases para aprender más y se la pasan ocupados”.

La forma de evaluar es a través de exámenes, de igual manera que en México, con la diferencia de que se busca fomentar un poco el razonamiento en los niños, con preguntas más abiertas a que opinen y se formen un criterio.

“Los niños aprenden inglés en la escuela, pero todos hablan coreano únicamente, el inglés es exclusivo para las clases”, manifiesta Hwang Insook.

Las maestras utilizan técnicas gráficas, juegos y ponen especial énfasis en el uso del Internet como herramienta de apoyo para que los pequeños practiquen en sus casas. También cuentan con reuniones con los padres de familia

“El principal objetivo es enseñar la lengua y la cultura de Corea, que aunque estén lejos les surja el amor a su patria”, comenta Kwan, “porque así a donde quiera que vayan, van a saber quiénes son y de dónde vienen, y que se sientan orgullosos de ser lo que son”.

“Que conozcan su deber como coreanos en el mundo y que tengan la visión del mismo que se les ofrece en el país”, agrega Soon Ja Koo.

Materias

Los niños coreanos que estudian en Torreón asisten diariamente a sus clases “normales” en el Colegio Americano, donde llevan inglés y español, siguiendo el sistema educativo de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Con la diferencia de que los sábados también deben levantarse temprano y acudir al colegio para complementar su educación con las asignaturas que no están contempladas en el programa de la SEP, pero que son igual de importantes para el desarrollo de los estudiantes en Corea del Sur.

“Los sábados los nutrimos en la cultura coreana”, comenta Kwan Mikyung, “no queremos que se pierda nuestra cultura”.

Las materias “extras” que reciben estos infantes son educación moral, lenguaje coreano, estudios sociales, matemáticas, ciencia, educación física, música, artes finas y artes prácticas. Se les enseña a tener su cuarto en orden, que deben acomodar sus juguetes, el comportamiento entre amigos, patriotismo, comportamiento en público, respeto a los adultos mayores, salud, higiene.

“Son cosas que tienen que saber, tienen que aprender a saludar de un modo especial”, dice la maestra mientras se inclina ligeramente hacia adelante haciendo una caravana, “tienen que saber que los niños no pueden comer con los adultos mayores, tienen que esperar su turno”.

En las tradiciones propias de este país hay normas de conducta que los niños están obligados a conocer y que no se aprenden si viven lejos. Por esto, dicen las educadoras, surge la necesidad de una escuela de este tipo en Torreón, que pretende concientizar a los pequeños que ya tienen en México varios años, para plantar en sus corazones la concepción del valor de ser un coreano y el amor a su patria, es una urgencia de su cultura.

“Enseñamos a desarrollar la mente, pero también es importante hacer a los niños mejores personas”, manifiesta Kwan, “es muy importante enseñarles todo esto mientras son pequeños, porque es la etapa de formación, cuando se crea su personalidad, se les deben dar los elementos para que sean mejores como personas”.

En cuanto a la técnica de enseñanza preferida, las maestras dicen que hay una que realmente funciona y es educar con amor, como si los alumnos fueran sus hijos, adoptando a cada uno de los estudiantes.

“Nos interesa mucho que aprendan todo lo que tiene que ver con la cultura de Corea, que sepan escribir el lenguaje, hablarlo, también ponemos énfasis en las canciones”, agrega Kwan, “todo es importante para nosotros como coreanos”.

Idioma

Dentro de esta cultura, es muy importante que los niños aprendan el idioma, pues a pesar de que están viviendo en una sociedad que les exige el español como primer lenguaje y estudian en un colegio que les pide el inglés como segundo, en sus hogares y dentro de la comunidad coreana sólo deben utilizar su lengua madre.

“Llevan sus clases en inglés y español, entonces dejan de practicar el coreano y luego se les olvida la pronunciación correcta de las palabras, la forma correcta de hablar nuestro idioma”, cuenta Hwang Insook, “tienen mayor facilidad y han desarrollado esta habilidad en los lenguajes que es bueno, pero también deben saber de su tierra”.

Los idiomas orientales tienen una forma especial de caracteres equivalentes al alfabeto romanizado que se utiliza en Occidente. La escritura coreana se denomina hangul y es de suma importancia que los infantes estén familiarizados con ello, porque, según las maestras, esto forma parte de lo que son como personas y como coreanos.

Día de celebración

El Día del Maestro en Corea también se celebra el 15 de mayo. Los profesores son festejados con una comida en la que conviven con los alumnos y las autoridades educativas, pero en ningún momento se suspenden las materias.

En la tradición mexicana las autoridades municipales organizan un convivio para los maestros que amerita un receso en las clases, se hacen rifas y los estudiantes aprovechan para llevar a sus instructores la clásica manzana u otro detalle donde puedan expresar su gratitud por lo aprendido.

En Corea del Sur las cátedras continúan, pero no son los profesores quienes las imparten, sino un padre o madre de familia, que recibe esta labor como un honor, pues los maestros son considerados el principal empuje de la economía en este país, para el que la educación es lo primordial.

“El papá o la mamá va a la escuela y enseña a los estudiantes, en vez de que sea el maestro, no se suspenden clases, pero es muy similar a como se celebra aquí porque también los estudiantes dan pequeños detalles como regalos a sus maestros”, comenta emocionada Kwan Mikyung, maestra de la Escuela Coreana en Torreón.

Como parte de la festividad, los alumnos ofrecen flores a sus profesores, que las adhieren a sus ropas como si fueran prendedores, hasta que su vestimenta se llena de color por todas partes, lo cual es un gran honor para los educadores, pues existe una admiración muy especial hacia la naturaleza en esta cultura oriental, donde verdaderamente se le considera espíritu vivo con el que se convive y celebra.

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