EL PAÍS
El 52% del correo electrónico que circulaba por el mundo al terminar 2003 era correo basura, siete veces más que hace sólo dos años, según una comunicación de la Comisión Europea que ayer presentó Erkki Liikanen, responsable de Empresas y Sociedad de la Información. 'Es una tendencia muy, muy preocupante', dijo Liikanen, que recurrió a un ejemplo personal para dar idea de la dimensión del problema: 'Por 99 dólares me han ofrecido 450 millones de direcciones de correo electrónico'.
El correo basura se ha convertido en una plaga desbocada (en 2001, sólo el 7% de los correos era indeseados) contra la que se buscan medidas a la desesperada en todo el mundo. La Comisión aprobó en julio de 2002 una directiva de aplicación en la UE contra esa violación de la intimidad cuya insuficiencia ella misma comprueba diariamente: el 30% de las comunicaciones electrónicas que recibe el Ejecutivo comunitario desde el exterior son correos basura.
Bill Gates, el fundador de Microsoft, adelantó la semana pasada en Davos su plan para acabar con el correo basura en 2006, mediante un sistema que obligaría a la intervención personal del remitente (lo que, por ejemplo, evitaría el envío automático de correos a los 450 millones de direcciones que le ofrecieron a Liikanen) o forzaría al pago por cada mensaje enviado, lo que haría económicamente insostenible el diluvio de correos.
La Comisión sigue con interés las propuestas, pero de momento mantiene la tesis de que 'no hay solución mágica' para el problema. Para la próxima semana ha organizado una conferencia internacional en Bruselas y propone tres vías de actuación: que los Gobiernos impongan multas, establezcan mecanismo de quejas y cooperen en la escena internacional; acciones técnicas y de autocontrol por parte de los agentes del mercado, y mayor conciencia del público, que debe ser capaz de emplear mecanismos de defensa contra el correo basura.