“Los gobiernos neoliberales se olvidaron de fomentar la producción y el desarrollo sustentable en el campo. Fuimos al TLCAN y hoy tenemos desventajas. Las cifras no mienten.” Roberto Madrazo
(7 enero 2004)
¿Se acuerda usted de las manifestaciones que distintos grupos políticos montaron a principios del año pasado en contra de la apertura del sector agropecuario? Los líderes de estos grupos, como El Barzón y El Campo No Aguanta Más, encabezados por dirigentes del PRD y del PRI, afirmaban que el campo mexicano había pagado caro el comercio libre en Norteamérica y que la desgravación definitiva de un número de productos agropecuarios en el 2003 implicaría la virtual destrucción del campo mexicano.
Las “cifras que no mienten”, sin embargo, muestran que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha fortalecido al campo mexicano. Las exportaciones de productos agropecuarios se han duplicado y la producción, incluso la de maíz, ha aumentado. Los líderes de esas manifestaciones, sin embargo, escogieron cerrar los ojos a esta información porque no se ajustaba a sus propósitos políticos. Estos dirigentes políticos tendrán nuevamente que desatender la información sobre el desempeño del campo mexicano en el 2003. Después de todo, gradualmente está quedando claro que la apertura comercial del año pasado no sólo no destruyó al campo mexicano sino que, si acaso, lo fortaleció.
Esta semana el INEGI dio a conocer su Indicador Global de la Actividad Económica (IGEA) —una especie de medidor adelantado del crecimiento del producto interno bruto— para noviembre del año pasado. Según este indicador la economía mexicana en su conjunto registró una expansión de 2.1 por ciento entre noviembre del 2002 y el mismo mes del 2003. La cifra es bastante mayor de la que se esperaba y representa por lo tanto una buena señal de la incipiente recuperación de la economía mexicana. Detrás de los promedios generales, sin embargo, destaca el hecho de que el sector agropecuario tuvo un crecimiento espectacular, del 10.6 por ciento, en los 12 meses concluidos en noviembre del 2003.
Si bien estas cifras son hasta ahora preliminares, toda la información disponible señala que el sector de la economía que tuvo un mejor desempeño en el 2003 es el agropecuario: precisamente ése que los políticos populistas decían sería borrado del mapa por la competencia estadounidense. La información todavía parcial del año pasado sugiere que virtualmente todos los cultivos -maíz, trigo, frijol, caña de azúcar, alfalfa, frutas, cítricos, hortalizas-registraron aumentos importantes en su producción.
El comercio exterior, lejos de constituir un lastre para el sector, fue nuevamente un impulso para los productores del campo mexicano. Y es lógico que así sea, porque lo que el TLCAN lo que hace es proporcionar un mercado de mayor tamaño a nuestros agricultores. Según cifras preliminares de la Secretaría de Hacienda, las exportaciones agropecuarias mexicanas tuvieron en el 2003 un aumento muy importante, de 23.6 por ciento, para alcanzar un nivel de 4,779 millones de dólares.
El INEGI ofrece cifras ya definitivas para el período enero-septiembre y éstas muestran un aumento en las exportaciones agrícolas y silvícolas de 25.8 por ciento. Las importaciones, en contraste, tuvieron un avance bastante más modesto, de 13.1 por ciento. En ganadería, apicultura, caza y pesca el aumento de las ventas mexicanas al exterior fue de 33.1 por ciento contra un descenso de 21 por ciento en las compras. Lograr un superávit comercial no es el objetivo de un tratado de libre comercio, pero en este caso resulta claro que los agricultores mexicanos están revirtiendo el tradicional déficit agropecuario de nuestro país.
Las cifras coinciden en señalar que el comercio exterior ha fortalecido en lugar de debilitar al campo mexicano en el 2003 y en los últimos diez años. Es verdad que uno de los factores fundamentales del aumento en la producción del año pasado fue la mayor intensidad de las lluvias en comparación con los anteriores años de sequía. Pero esto significa que, más que cuestionar el libre comercio, los líderes que acarrearon a tantos miles de campesinos a manifestaciones en los primeros meses del 2003 debieron haber protestado en contra del régimen de lluvias o del dios Tláloc.
Falsedades
El presidente de la BBC, Gavyn Davis, renunció ayer después de que una investigación encontró que era falso —como lo había afirmado un reportero de la institución— que el gobierno de Tony Blair había mentido en sus informes sobre Iraq para justificar la guerra. Lo paradójico es que, si bien Blair no mintió, la afirmación de su gobierno de que Iraq tenía armas de destrucción masiva parece haber sido falsa.
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