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El Alcalde del Mundo

Gilberto Serna

No se puede decir que el Presidente de la República haya actuado con premura cesando al secretario de Seguridad en el Distrito Federal pues tardó bastante para comunicar su decisión. Desde un principio se advirtió que Marcelo Ebrard Casaubón mostró lentitud para actuar en el evento donde fueron linchadas por el populacho dos personas, aunque hay que acentuar que también hubo pasividad de los cuerpos policíacos de la federación no obstante que, los que a la sazón serían inmolados, eran elementos encubiertos enviados por la Policía Federal Preventiva a la que pertenecían.

Hay una escena de un dramatismo tal que quien la vio no la podrá olvidar jamás. Uno de los agentes con el rostro sangrante se comunicaba por teléfono pidiendo auxilio a su corporación. No lo recibió. Lo dejaron a su suerte y murió. Qué le dirá la conciencia a Ramón Martín Huerta, titular de la secretaría de Seguridad Pública Federal, de quien dependían los policías linchados.

La destitución del funcionario local era esperada. Es más, el Jefe de Gobierno debió remover a su subalterno pues, de alguna manera, éste negó la ayuda que debió proporcionar en el tiempo adecuado. Me atrevería a suponer que Ebrard antes de hacer algo o de no hacer nada, consultó a su superior jerárquico para pedirle instrucciones. En un caso así era lo procedente. Si no lo hizo y prefirió cerrar los ojos, malo; más que merecido el despido. Ahora que si recurrió a su jefe enterándolo de lo que acontecía, se dan tres hipótesis: a) que recibió el beneplácito de su jefe para actuar a discreción b) que recibió instrucciones para que de inmediato rescatara a los secuestrados c) que desobedeció una orden directa de su jefe prefiriendo no intervenir ó d) que le dijeron hazte el loco y espera, tenme informado, pero no te muevas de tu lugar.

He de suponer que acató la orden pues no hizo lo que tenía que hacer y una vez cesado por el Presidente, fue recibido con bombo y platillo, en la sede del Gobierno metropolitano, por lo que esa solidaridad debe interpretarse como un espaldarazo a su obediencia.

El presidente Fox hizo uso de una facultad que le concede la Ley al separar de su puesto al secretario de Seguridad, pero al no proceder con equidad, reemplazando a quien desempeña el mismo cargo a nivel federal, demuestra una parcialidad que pone al descubierto que no le interesa en realidad si Ebrard se desentendió del asunto dándole la espalda a su responsabilidad, sino golpear en donde más le duela al Jefe de Gobierno, con el que trae un pleito casado desde hace un buen rato.

En refuerzo de ese criterio nótese que no le corre ninguna cortesía a Andrés Manuel ignorándolo a pesar de que está defenestrando a un cercano colaborador. ¿Qué va a pasar ahora? ¿cuál es el siguiente capítulo de esta novela, digna de la ágil pluma de un escritor de folletines? En cualquier momento Marcelo, en lo que algunos desde ahora consideran será un craso error político, puede ir a parar en chirona. ¿Es conveniente echarle más leña al fuego?

El jefe de Gobierno calificó la decisión presidencial de injusta, precipitada y con tintes políticos. No obstante, dejando de lado sus resquemores, ayer propuso al ingeniero Joel Ortega Cuevas, ex delegado de Gustavo A. Madero, para ocupar el puesto, plegándose, en una actitud institucional, a lo resuelto por el presidente, aunque cabe hacer notar que no presentó la terna que le había sido solicitada. Bueno, he de decir que desde que empezó este embrollo algo no me suena bien. ¿Qué hay detrás de esto que, aunque se niegue, tiene todos los visos de una persecución? Se ha buscado por todos los medios, de restarle méritos al actual jefe de Gobierno del D.F. El sueldo que paga a su chofer, lo de su ex secretario particular, lo de su ex tesorero en Las Vegas, su presunta desobediencia a una orden de un juez federal, aunque hasta ahorita nada ha logrado tirarlo de la silla.

Para disgusto de sus detractores, en lo más tupido del tiroteo, se ha dado a conocer que obtuvo el segundo lugar mundial, en una encuesta por Internet, en que se definió quién es el (mejor) Alcalde del Mundo en 2004. No pudo ser más oportuna esta distinción para el oriundo de Tabasco en la que votaron 35 mil cibernautas, según la agencia de noticias internacional que la dio a conocer.

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