Este año se disputan diez gubernaturas por todo lo ancho y largo del país. Dirán que friego bastante, lo cierto es que me parece fundamental la puntual observancia de dicho proceso con miras hacia adivinar cómo anda nuestra muy endeble democracia, aquella que no acaba de salir del caparazón todavía. Quizá, dentro de los múltiples circos estatales que nos tocará presenciar dentro de los siguientes meses, el de Durango es el que –por lógicas razones- mayor importancia cobra pues aquél que finalmente ocupe el palacio de Gobierno tomará decisiones y acciones de toda índole que, a la larga, tendrán repercusión sobre la vida de cualquier habitante del mágico estado de Durango, el pobre y tristemente olvidado Durango. Digo ¿o a poco alguien en sus cinco sentidos piensa que las cosas van bien?
Hace algún tiempo, en la ciudad capital el que fuese uno de los aspirantes más sólidos para contender como precandidato a gobernador, Samuel Aguilar Solís, aseveró que no se registraría en dicha contienda dado que el término “insaculación” no se contempla y viola el artículo 186 de sus estatutos. Lo anterior viene al caso si se pone atención a dos fallos del Tribunal Electoral Federal, aquél que ordenó al partido verde –tan arribista y acomodadizo como siempre- reponer su elección de dirigentes por ser antiestatutario y más recientemente la anulación de elecciones de gobernador en Colima. Si tomamos en cuenta que el proceso de selección de precandidato a la oficina más influyente del estado de Durango estuvo plagado de irregularidades y no pocos afirman el fraude fue “descarado y cínico como pocos”. ¿Se repetirá la anulación como sucedió en otras entidades? ¿Acaso alguien sigue moviendo los hilos para impedir que Ismael Hernández Deras tome las riendas del poder? Todavía el joven Senador de la República no puede cantar victoria hasta el próximo cuatro de julio, por lo que es de esperarse –lo contrario sería atípico a los usos y costumbres de la política mexicana- las patadas y golpes abajo y arriba de la mesa bien puedan arreciar en próximas fechas. Ya habíamos anunciado en reciente editorial que durante los días clave el gobernador Guerrero Mier se había ido a “operarse” –presumiblemente a Houston- por un problema de várices, sin embargo fuentes cercanas al funcionario afirman que la cuestión médica verdaderamente existió y no fue un intento por distanciarse y dejar –aunque sea por unos días- de jugar con tanto ahínco y entusiasmo los enjambres políticos que tan adepto es a mover el polémico (gris) mandatario saliente.
De acuerdo a los datos que obran en su currículo, el actual senador Ismael Hernández Deras, es una persona activa, con muchas inquietudes políticas y de acuerdo a comentarios de quienes han estado cerca de él en las empresas y organismos que se ha desempeñado, no se detiene ante nada para lograr sus objetivos. En reciente conversación con pintoresco individuo que trabaja mano a mano con el candidato el entrevistado aseveró que es tan ambicioso “sin importarle qué es lo que tenga que hacer para obtener el poder”.
Fue quien le dio la bienvenida a Maximiliano Silerio Esparza cuando fue candidato a gobernador de Durango y en ese momento se la ubicó como gente del ex gobernador, pero cuando lo consideró conveniente le dio la espalda. A partir de entonces se convierte en presidente de las “Juventudes Revolucionarias” del PRI, su carrera política despega en forma meteórica, siendo diputado local, diputado federal y posteriormente senador.
Ha sabido explotar bien la imagen de “familia unida”; la utiliza siempre en campaña en donde es apoyado por su esposa, coincidentemente siempre que inicia el proceso para algún puesto de elección popular, ella o está embarazada o acaba de tener al bebé: en este momento tiene tres hijos y cuando fue alcalde acababa de nacer el tercero. El hecho lo posicionó bien entre los electores y especialmente entre las damas. Todos mis entrevistados y fuentes “off the record” coinciden en que tiene carisma y lo explota bien.
Nacido en Mezquital, Durango, proviene de familia con una posición económica holgada; su papá es exportador de mezcal, pero al comenzar sus incursiones políticas y la conquista de posiciones, logra –presumiblemente- el incremento de sus recursos, al grado que ya se le considera una persona rica. Es profesional de la contaduría, pero hasta donde se sabe no es bueno en esa rama, lo de él es la política.
Se rumora que es propietario de la “Inmobiliaria Korian”, la cual tiene registrada a nombre de una persona de apellido Sariñana, que fungió como secretario del Ayuntamiento cuando Ismael fue Alcalde de Durango, período que por cierto no terminó porque pidió licencia para buscar la senaduría que ahora ocupa.
Como Alcalde, al fundar la Inmobiliaria Korian, se dice que aprovechó el puesto para desarrollar varios fraccionamientos de clase media y alta en Durango, algunos de ellos, por lo menos el llamado “El Saltito”, fueron edificados en terrenos que eran propiedad del Municipio y que de la noche a la mañana se privatizaron; afirman algunos que sin haberse cumplido los requisitos de la Ley. Nada se hace en la actualidad para investigar ésta ni ninguna otra de las versiones oficiales o extraoficiales porque tiene fuero y en realidad porque ha sido hábil en su manejo político.
Presume a los cuatro vientos que cuenta con excelentes relaciones en la capital del país, especialmente vía Elba Esther Gordillo Morales, quien influyó para que en su momento Ismael lograra la dirigencia estatal de la CNOP y a partir de ahí no se le ha despegado y se menciona el sistema de elección de delegados para seleccionar a quienes determinaron quien sería el candidato del PRI a la gubernatura de Durango, fue una estrategia elucubrada por Elba Esther Gordillo desde la secretaría general del PRI, con miras a que Ismael resultara ganador.
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