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El caldo gordo y la olla exprés

Gilberto Serna

No es un acuerdo en que hayan participado los Gobiernos de Estados Unidos y de México, esto es, no hay un arreglo bilateral sino una medida unilateral.. No se trata de que nuestros migrantes se encuentren a salvo de las redadas que de ven en vez efectúan las autoridades de aquel país. No es tampoco una amnistía de los aproximadamente 4.5 millones de indocumentados mexicanos que les permita permanecer legalmente allá; esto es, no les da certidumbre legal a los que carecen de papeles que regularicen su estancia. No hay nada definitivo en lo que ha propuesto George W. Bush pues aun falta negociar su aprobación con el poder legislativo de EU. Se pretende, ni más ni menos, eso dicen los entendidos, engatusar a la población hispana en EU con motivo de las ya cercanas elecciones que decidirán si el actual ocupante de la Casa Blanca se queda otros cuatro años. No desconocemos que los hispanos, el nueve por ciento del padrón electoral, puede inclinar el resultado de las elecciones a un lado u otro. En tiempo de comicios todo se vale, aun el hacer ofertas que no esta en manos del ejecutivo estadounidense cumplir.

El que dejó claro la visión que tienen los empleadores de aquel lado fue Thomas Donohue, presidente de la Cámara de Comercio, quien señaló que si 10.5 millones de indocumentados fueran deportados “tendríamos que clausurar la economía del país”. Un reconocimiento que no deja lugar a dudas de porque los indocumentados se muestran en las calles de las poblaciones gringas, esperando pacientemente a ser contratados, sin que elementos de la migra los molesten. Pero por otro lado, ciudadanos que son de allá, cuyos votos son demasiado importantes, que no están conformes en que se le dé un status legal al indocumentado, pugnarán para que los congresistas rechacen el programa migratorio que propone Bush. Hay, pues, en esa propuesta un camelo para ganarse la simpatía de los hispanos que si pueden votar por ser residente legales, tal como lo estableció el Director del Consejo Nacional La Raza, Raúl Yzaguirre, organización que defiende los derechos de los hispanos en Washington, al decir: “es en el mejor de los casos una promesa hueca y en el peor, una artimaña política dirigida a inmigrantes vulnerables”.

El gobernador de Zacatecas, Arturo Monreal, de cuya entidad sale un gran número de migrantes, señala que la iniciativa es “apenas un tlacoyo y no la enchilada completa”. Es, lo veremos pronto, una vez rechazada por el Congreso de EU, una medida electorera que no tiene otro objetivo que atraerse el voto de la comunidad hispana. Los legisladores demócratas la consideran insuficiente y los republicanos la encuentran demasiado ambiciosa. El Presidente de nuestro país, como ya es su costumbre, declaró en un comunicado emitido por la Secretaría Particular de la Presidencia de la República, la noche del miércoles siete de enero, que la iniciativa de Bush estaba por debajo de nuestras expectativas, agregando que no había que echar las campanas a vuelo, para, al día siguiente, rectificar, negando que lo haya dicho, señalando en su lugar, que “es un gran paso adelante, es un logro de las gestiones que hemos venido haciendo estos tres años” concluyendo, en estos días, que la propuesta migratoria “está llena de buena fe”. Lo curioso es que al hacer el anuncio Bush lo hizo unilateralmente sin darle oportunidad a Fox de lucirse, quien se enteró de lo que pasaba por los despachos de las agencias internacionales de información. De lo que se desprende la idea fundada de que Fox, con evidente ánimo genuflexo, pretende hacerle el caldo gordo a Bush, que tiene la intención de conseguir un segundo período en la Casa Blanca, al tiempo que Fox adorna, aunque sea con un lauro postizo, su gestión política.

En ese acuerdo, que no es tal, puesto que responde únicamente a sus intereses (de Bush) y de su calendario político, no hay compromisos de ambas partes, ni obligaciones ni derechos, ni obviamente negociaciones previas. Espero equivocarme pero, todo lo indica, decenas de aspirantes a migrantes seguirán muriendo en su intento de cruzar la frontera. El Gobierno se lava las manos haciendo como que se preocupa sin en la realidad hacer algo por solucionar los problemas que impiden a los que emigran quedarse a trabajar en nuestro país. Exigen que allá se les dé un trato humano, pero mientras dejamos que se mueran de hambre acá. La olla exprés puede estallar un día de estos. Los que se van no lo hacen por gusto, como los que gozosos llegan a divertirse en disneylandia, Es el desempleo y su consecuencia, la pobreza extrema, lo que produce el ostracismo de jóvenes que son literalmente arrojados fuera de nuestro territorio.

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