EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

El caso del Niño Verde

Gilberto Serna

Es un asunto que tiene sus bemoles por lo que no debe ser ignorado por las autoridades que están obligadas a investigar quién o quiénes, cómo, cuándo y bajo qué circunstancias se elaboró un plan para grabar un video ilícito, cuyo valor probatorio es muy cuestionable porque se hizo de manera furtiva. Escudriñando en los infolios legales para ver si hubo una conducta impropia del senador Jorge Emilio González Martínez al comprometerse a obtener la autorización de autoridades municipales para urbanizar terrenos en una zona ecológica protegida. Es costumbre que quien tiene una grabación diga que le llegó a su escritorio de manera anónima, por lo que nadie resulta castigado, que aquí no es el caso pues su autoría ha sido plenamente reconocida por uno de los miembros del Partido Verde Ecologista de México. El joven legislador, que funge como dirigente de su partido, se muestra displicente en la toma video-grabada, apoyando la cara en su puño, como si lo que ahí estaba ocurriendo no fuera de su resorte, con una franca expresión de fastidio, curiosamente sentado al lado y no enfrente de quien le propone que trafique con sus influencias.

No parece que esté tratando un asunto importante. Da la apariencia de que asiste a un evento aburrido. Sólo le faltó bostezar. Ni tan siquiera se anima cuando se menciona la cantidad que puede llevarse a su escarcela. La mirada mantiene su brillo normal. Ningún movimiento sospechoso lo delata. Ni tan siquiera sus globos oculares hacen los movimientos extraños que suelen descubrir al timador. Los párpados se movieron justamente como se espera en un individuo sosegado. Durante la filmación permaneció imperturbable, flemático, casi indolente, como si quisiera salir cuanto antes de ahí. A menos que sea un talante que adopta para no dejar ver sus ambiciones; igual que un jugador de póquer oculta sus emociones entornando los ojos mientras mira las cartas que pone en abanico delante de sí. Estaríamos en presencia de un simulador, el más peligroso de todos los farsantes, el joven al que no le tiembla en lo más mínimo la voz para embaucar a la audiencia.

Siguiendo con el asunto donde se ve involucrado el joven legislador, además del supuesto soborno, todo indica se trató de un montaje en el que los tramposos que armaron el truculento asunto al parecer, en el fondo, no perseguían se hicieran arreglos con autoridades municipales para que autorizaran un desarrollo urbano, sino lo que en verdad pretendían era conseguir elementos para pedir la remoción del dirigente del partido atendiendo a lo bonachón que resulta ser el líder partidista para intervenir, sin rubor alguno, en negocios pecaminosos. La defensa que hace quien ha sido llamado el “Niño Verde”, se reduce a manifestar que lo hostigan el secretario de Gobernación y el Presidente de la República que están, dice el afectado, detrás de todo este embrollo para perjudicar a su partido.

La realidad es que se trata de un asunto grave y bochornoso. Se hacen imputaciones que obligan al Gobierno a ponerlas en claro. El secretario Santiago Creel Miranda es señalado como la persona que maneja los hilos del complot contra el Partido Verde Ecologista de México, en una trama dirigida a cobrarse viejos agravios. Lo más interesante del asunto a mi manera de ver las cosas, es que ese partido político ha pasado por varios escalones de escándalo que lo vuelven poco serio, como la acusación que se le hace de ser un negocio familiar, en el que es práctica común el nepotismo. Y el hecho revelador de que el Partido Verde Europeo haya cortado relaciones con el Partido Verde Ecologista mexicano, decisión apoyada en el conocimiento de ciertas y probadas irregularidades. Puede ser que Jorge Emilio González Martínez sea un corrupto pertinaz, no es de dudarse si se mueve en un ambiente, el político, no recomendable para gente de poca edad, pero en las entrevistas que en estos días le han hecho en televisión se muestra sencillo, seguro de sí mismo, tranquilo, da la impresión de que es veraz. A menos que sea un actor consumado y resulte ser lo que dicen sus detractores: corrupto, cínico y desfachatado.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 75942

elsiglo.mx