Las cosas no siempre salen como uno las planea pudiendo, cuando no se toman las medidas adecuadas, actuar como un boomerang o bumerán, arma de madera que usaban los aborígenes australianos, cuyo diseño en forma encorvada lograba que, después de arrojarlo con movimiento giratorio, golpeara a su víctima retornando a las manos del cazador, quien ya en el campo de la caricatura folletinesca, si se descuidaba o le faltaba pericia podía ser sorprendido grotescamente por el objeto contundente.
Esto viene a cuento dada la cacería iniciada por el Gobierno Federal en contra de Andrés Manuel López Obrador pretendiendo, se dice, irrumpir en su carrera hacia la Presidencia de la República mediante la fórmula de que no se acató una orden dictada por un Juez de Amparo.
Los panistas, en su gran mayoría, no se tentarán el corazón para quitarle la protección del fuero, en un juicio de procedencia, haya o no razones para ello. El PRI lo pensará dos veces antes de actuar, pues uno de los suyos, líder sindical, petrolero por más señas, está sentado en el banquillo de los que pueden resultar enjuiciados si pierde el fuero.
Los albizaules se reunirán esta semana para deliberar el sentido de sus votos. La bancada del tricolor está siendo convocada para, en juntas programadas el 30 y 31 de agosto, tomar una postura. Si se atiende a los discursos parecería que votarán en contra del desafuero. Leamos. “Tenemos que distanciarnos del fetichismo jurídico, que sólo busca que la Ley no se viole, aunque prevalezca la injusticia”, expresó acerca del tema Emilio Chuayffet, líder de la bancada priista. Agregó el presidente del CEN del PRI, Roberto Madrazo Pintado, “que la administración federal debe desistir de la práctica de la judicialización (sic) de la política o de la politización de la justicia”.
El domingo antepasado hubo una manifestación de respaldo al Jefe de Gobierno en el Distrito Federal a la que asistieron miles de personas que formaban una cadena humana de varios kilómetros. El PAN descartó que fuera espontánea. Habló de acarreos, de pase de lista, de coacción ante posibles represalias y manipulación de gente que recibe algún tipo de beneficio.. A pesar de ello, creo, con su manera de hacer las cosas, el Gobierno Federal está logrando que se despierten simpatías, no sólo de quienes lo quieren como candidato, sino además del pueblo en general que lo siente como víctima del sistema político. Aquí lo que habría qué ver es si en efecto se cometió un hecho punible o es simplemente el resultado de una intriga política.
Lo que veo es que los actores políticos que participan en este asunto, a estas alturas, se verán en la necesidad de, a como dé lugar, quitarle el fuero, pues si no lo logran habrán hecho de Andrés Manuel un mártir de sus maquiavélicas intenciones, saliéndoles, como decían antiguamente, el tiro por la culata. Quieren acabarlo encerrándolo en el Castillo de If, al igual que al personaje Edmundo Dantés, de la célebre novela de Alejandro Dumas (1802-1870) titulada el Conde de Monte Cristo. Quizá la analogía se halle en que, en ambos casos, todo parte de una injusticia elaborada por la ambición. Lo que, según algunos comentaristas, sería un craso error de este régimen pues está al descubierto, dado como se han venido desencadenando los acontecimientos, que se trata de una persecución arbitraria proveniente de hechos artificiosos, emanada de un Gobierno deseoso de desembarazarse de su oponente ¿al que considera no podría vencer en una contienda electoral abierta? Lo cual, de ser cierto, pondría al descubierto que se trata, ni más ni menos, de un caso inequívoco de hostigamiento con fines políticos.
