Times Square, icono de la modernidad neoyorquina, cumplió ayer su primer siglo de vida reconvertido en un destino turístico próspero y seguro, alejado de los negocios clandestinos, la prostitución y las drogas que acogió en el pasado.
Grandes corporaciones como Morgan Stanley, el mercado Nasdaq o el gigante de los juguetes como Toys "R" Us han contribuido a convertir esta plaza en el "ideograma" de Nueva York, y en una cita obligada en las visitas a la "Gran Manzana".
A lo largo de sus 100 años de vida, Times Square ha vivido una continua transformación, desde los tiempos del hampa y la ley seca, hasta la eclosión de los teatros y la posterior llegada de la prostitución, los "peep-shops" y las drogas, aunque sin dejar de ser nunca el "corazón de Nueva York".
Su última transformación, y posiblemente la definitiva, fue impulsada a principios de la década de los años 90 por el entonces alcalde Rudolf Giuliani (1994-2002) que, en un duro golpe de mano, expulsó la prostitución, cerró los negocios de "dudosa moral" e inundó las calles de policías.
Hoy en día, la plaza, plagada de gigantescos anuncios luminosos, se ha convertido en un lugar concurrido y seguro, totalmente alejado de la imagen que se retrataba en películas como "Cowboy de Medianoche" o "Taxi Driver", en la década de los 60 y 70.
Times Square es ahora, básicamente, un gran escaparate empresarial y un importante destino turístico en Nueva York, ya que cada año es visitado por 26 millones de personas, entre ellos los que cada Nochevieja se concentran en su entorno para dar la bienvenida al Nuevo Año.
Situada en el cruce entre Broadway y la Séptima avenida, esta plaza, llamada anteriormente Long Acre, nació el 8 de abril de 1904, cuando se rebautizó como Times Square, en reconocimiento a la decisión de "The New York Times" de ubicar su sede en el edificio central de la plaza.
Además, fue este diario el que, en 1907, instauró la tradición, que persiste en la actualidad, de dejar caer una gran bolsa de cristal desde su azotea para celebrar la entrada del Nuevo Año.
Años después, la plaza empezó a llenarse de letreros luminosos, animados por una ordenanza municipal que alentaba a las empresas a trasladarse a esta zona.
En la actualidad, es posiblemente el escaparate más caro donde una empresa puede anunciarse, a tenor del tamaño y sofisticación que se observa en los luminosos, cuya concentración sólo puede compararse con Las Vegas.
Uno de los más espectaculares es el instalado en el edificio de siete plantas de la bolsa electrónica Nasdaq, que con sus 37 metros de altura es, de hecho, el mayor diodo emisor de luz del mundo.
El alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, junto al editor de "The New York Times", Arthur Sulzberger, dio ayer inicio oficialmente a la celebración del centenario, que se prolongará hasta la próxima Nochevieja.
"Desde que mi abuelo, Adolph Ochs, trasladó el periódico a lo que se llamaba Long Acre, esta zona se ha reinventado constantemente a sí misma", dijo el editor de "The New York Times", en relación con las diversas transformaciones experimentadas por la plaza.
Si bien la mayor parte de la población está satisfecha por la mejora que ha experimentado estos años, hay quien añora la autenticidad de su pasado suburbano y canalla.