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El cristianismo en la Unión Europea

Juan De la Borbolla R.

Ni yo ni nadie quiere poner en cuestión los principios laicos de la Constitución europea. Pero no se puede negar la realidad de que la creación de un espacio común económico y político como es ahora mismo la Unión, no se entiende si no se tiene en cuenta el cristianismo...

Uno de los temas polémicos que ha contemplado la discusión que se está teniendo en estos momentos en el seno de la Unión Europea para la redacción de esa Carta Magna que establecerá el marco jurídico y político de la esencia de esa interesantísima aunque complicadísima asociación de 25 países soberanos e independientes, está centrada en la mención que algunos de ellos desean respecto de los orígenes cristianos implícita en la misma idea del europeismo.

Este dato es históricamente irrebatible al grado de que todos los intentos antiguos para integrar esa concepción europea multinacional, descansan precisamente en la identidad cristiana de dicha unión de pueblos que siendo diferentes entre sí por geografía, etnia, idioma, cultura e historia, mantuvieron durante siglos unidad basada en la religión.

Son interesantes las referencias a este polémico tema apuntadas por el anterior presidente de Gobierno español José María Aznar en su libro Ocho Años de Gobierno, por haber sido este personaje político uno de los que más valientemente defendió en los foros europeos la justicia de esa mención. “...en cuanto a los valores, he sido un firme partidario de incluir la referencia al cristianismo en la Constitución europea. “Esa mención al cristianismo no significa que Europa deba ser un club de naciones cristianas. Eso es absurdo. De hecho también he sido un firme partidario de incluir a Turquía a la Unión Europea... “No pretendo y nadie que yo conozca lo pretende, forjar una Unión Europea confesional. Ni yo ni nadie quiere poner en cuestión los principios laicos de la Constitución europea. Pero no se puede negar la realidad de que la creación de un espacio común económico y político como es ahora mismo la Unión, no se entiende si no se tiene en cuenta el cristianismo... “Eso no tiene nada qué ver con que se compartan o no unas determinadas creencias. La cuestión religiosa es en mi opinión, una cuestión que atañe sólo al individuo y que debe dirimirse en la libertad de conciencia de cada uno.

Pero de ahí no se puede deducir que no existan unas determinadas raíces en la cultura común. Yo soy partidario de un orden político como el nuestro: Es decir, un orden civil o no confesional, en el que el Estado se obliga a respetar y garantizar la libertad religiosa, en el que tengan cabida todas las religiones y en el que la práctica religiosa vaya ligada fundamentalmente a la libertad del individuo. Pero no se puede negar que Europa constituye una civilización y que toda civilización comparte una serie de valores cuyo fundamento último, en el caso europeo, está en el cristianismo...

“Toda sociedad tiene unos valores, unos principios y unas creencias sobre las que se construye la propia existencia de cada una de las personas que la forman. Si se niegan, como se han querido negar en el caso de la Constitución europea, al final no existe ninguna posibilidad de que las personas tengan criterios morales para tomar decisiones en su propia vida”.

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