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El déficit/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Y que no me digan que un presupuesto equilibrado es una posición de derecha o de izquierda: un presupuesto equilibrado

es una exigencia de una economía bien

administrada”.

Ricardo Lagos, presidente

socialista de Chile

Washington, D.C., EUA.- Este pasado lunes, dos de febrero, el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, presentó su propuesta de presupuesto para el año fiscal 2004-2005. En esto hay una lección positiva para los políticos mexicanos. El año fiscal del Gobierno estadounidense va del primero de octubre al 30 de septiembre. Esto quiere decir que el presidente Bush les está dejando a los legisladores ocho meses para estudiar la documentación y promulgar un presupuesto. En México lo usual es que los diputados y senadores tengan solamente un mes para estudiar, modificar y aprobar la ley de ingresos y el presupuesto de egresos. Que no nos sorprenda la mala calidad de lo que legislan nuestros congresistas.

Pero el tiempo por sí solo no garantiza la calidad de los presupuestos si quien los impulsa no sabe cómo funciona la economía. Basta ver las cifras que el presidente Bush está proponiendo para entenderlo. De ser aceptada la propuesta presidencial el Gobierno de los Estados Unidos gastaría en el año fiscal 2004-2005 un total de 2.4 billones (en su sentido español de millones de millones) de dólares. La operación del Gobierno, sin embargo, dejaría un déficit de 364,000 millones de dólares.

El presidente Bush ha logrado algo que muchos pensaron era imposible. No sólo destruyó un superávit presupuestario de 236,000 millones de dólares construido tras años de esfuerzo por su predecesor Bill Clinton sino que lo ha transformado en el mayor déficit presupuestario de la historia no sólo de los Estados Unidos sino del mundo. En el actual año fiscal 2003-2004, que apenas lleva cuatro meses de iniciado, se espera que el déficit se eleve a una cifra estratosférica de 521,000 millones de dólares.

La idea de que los republicanos constituían el partido de la moderación fiscal y los demócratas el del gasto excesivo ha caído por tierra desde hace años. Ronald Reagan demostró que la irresponsabilidad financiera podía darse con tremenda facilidad en las filas de los republicanos al llevar el déficit de 79,000 millones de dólares en 1981 a más de 200,000 millones de dólares en 1985. George H.W. Bush, padre del actual Presidente, vio elevarse ese déficit hasta los 300,000 millones de dólares en 1992, por la inercia de las acciones de Reagan y por la primera guerra del golfo Pérsico. Entendió, sin embargo, que había que tomar medidas radicales para disminuir la brecha por lo que, en contra de sus promesas de campaña, aumentó los impuestos. De esta manera colocó los cimientos del superávit de Clinton, que permitió ocho años de crecimiento económico sin inflación, pero a ojos de muchos republicanos puso fin también a sus posibilidades de reelección debido a la impopularidad de su incremento de impuestos.

Bush hijo parece determinado a demostrar que puede ser el Presidente más irresponsable en toda la historia de los Estados Unidos. Sus políticas económicas se distinguen poco de las de los países bananeros en los peores años del populismo latinoamericano. El Presidente y sus colaboradores económicos actúan como si los déficit no importaran. Pero algunos altos funcionarios del actual Gobierno, que tienen nociones de economía o que han trabajado en empresas privadas y saben que nadie puede gastar más de lo que ingresa, se muestran incómodos ante esta actitud.

En el reciente Foro Económico Mundial de Davos el propio vicepresidente Dick Cheney se vio obligado a reconocer públicamente: “Los déficit sí importan”. El Gobierno de los Estados Unidos puede aumentar su deuda pública emitiendo bonos del Tesoro, los cuales tienen hoy un rendimiento de apenas uno por ciento. Pero esta nueva deuda se está colocando no para realizar inversiones que generen actividad económica y riqueza para el pago posterior, sino en buena medida para un gasto militar y de seguridad esencialmente improductivo. El presidente Bush olvida un concepto que durante generaciones tuvieron presente los republicanos. Un déficit significa deuda y la deuda es una manera de pasarle la cuenta de las satisfacciones presentes -políticas o económicas- a las siguientes generaciones.

Convención

Hoy se inicia en México la mal llamada Convención Nacional Hacendaria (en realidad el término “Fiscal” sería el correcto). Ésta puede ser el primer paso para una verdadera Reforma Fiscal: que haga más competitiva a nuestra economía a través de una mejor recaudación y que distribuya mejor el gasto. Pero también es la oportunidad para el renacimiento de un populismo que puede destruir las finanzas públicas de nuestro país.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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