A López Obrador , un escritor claro y eficaz.
A principios del Internet algún alocado entusiasta cuyo nombre no menciono (se pondría colorado) preconizó la desaparición de los libros de papel. La magnífica tecnología moderna le iba a dar en la torre a Gutenberg. Y eso que no existía aún el negocio de la “enciclomedia” que hoy preconiza el enemigo número uno de la lectura (ya saben quién es).
Pero claro el libro, hasta el momento el único verdadero formador de la poca o mucha materia gris que cada cual posea, no desapareció y en los países civilizados, que por otra parte poseen las tecnologías más avanzadas, cada día aumenta el consumo de libros y es que no hay tecnología que pueda superar la que el ser humano lleva puesta, es decir la mente, la imaginación, la emoción, la reflexión, la retención, etc. La lectura no es otra cosa que el contacto más íntimo, de dos cerebros, comunicados mediante letras o claves, que actúan dinámicamente de acuerdo al talento del emisor y a la personalidad de cada receptor.
El escritor y su lector se pueden comunicar a través del tiempo, del espacio, del idioma, sobre cualquier tema imaginable, a niveles mucho más profundos y cognoscitivos que los que pueda brindar cualquier imagen electrónica. La lectura sigue siendo la máxima diversión y desde luego el más eficaz medio de educación y de comunicación, el que realmente puede cambiar y/o enriquecer la mentalidad individual y general, la vida misma de países enteros y del mundo. No por nada los libertarios enciclopedistas del siglo XVIII propiciaron la Independencia de EU y la Revolución Francesa. Está comprobado que mientras menos se lee en un país, menos avanza.
Y si ese país tiene un presidente que no ha leído ni lee y desaconseja la lectura, pues ¿qué mejor para seguir idiotizando a la gente a través de cierta televisión asalariada y enajenante? Por desgracia, México se encuentra en el penúltimo lugar de la lista de países en los que sí se lee y la industria editorial está en crisis. Los mexicanos leen en promedio ¡medio libro al año! Y no sólo la gente que no puede gastar, aunque quizás logre, quién sabe cómo, comprar una botella o ir a pagar lo que no tiene a espectáculos violentos o comprar a base de altos y eternos abonos los más grandes aparatos de sonido y televisores. También gente “de posibles” puede rehusar toda lectura, salvo quizás la indispensable para su trabajo.
El otro día un funcionario de un banco de Acapulco me decía: ¿La lectura? No. Le soy franco, no me interesa. Me lo decía tan fresco como una lechuga, como si le estuvieran proponiendo la compra de un aparato electrodoméstico. Yo pretendía venderle el libro de AMLO, “Un proyecto Alternativo de Nación”, porque el autor vino a presentarlo al puerto y el mismo libro, a través de un comité ciu-da-da-no , costeó su presencia y la de sus acompañantes, José Ma. Pérez Gay y Guillermo Ramírez de la O, en una visita de pocas horas. Realmente enloquecieron los más de 800 fans que llegaron a verlo y escucharlo al renovado “Hotel Grand de Acapulco”. “Peje, México te necesita”, “PAN vete del país” rezaba después del acto una gran pancarta en la Costera de este puerto (y Estado) antipanista.
Estoy de acuerdo con la primera parte. En la segunda debió decir “Fuera, Yunque”. Eso pensé desde que la vi , pero con más fuerza después de haber oído esta semana decir al propio “juez” Fox , al que un periodista le preguntó cuáles habían sido sus decisiones más graves de este año, que la más difícil había sido “la decisión del desafuero de López Obrador”. ¡Qué cinismo de este presidente que se dice “democrático” y transformador! ¿Quién le dijo que esa función de verdugo le “tocaba”? ¿Bush? ¿Cuál es la diferencia entre él y los absolutistas presidentes del PRI?
Y si a esa declaración del jefe de la Inquisición le agregamos la grotesca y tozuda tontería de su esbirro policiaco Ramón Martín Huerta, las poco veladas amenazas del procurador de injusticia, el exguarura de Rodolfo Echeverría, general de la Concha y Cancha, y del “supremo” y sofista lacayo de su presidencia, el amanerado Mariano Azuela, regalito de Zedillo, que desde el paraje San Juan -por fin resultó totalmente falso- ha condenado a la hoguera a López Obrador, a la Cámara de Diputados y a todo el que se oponga al Yunque, y además las mentirosas y prepotentes declaraciones del secretario Creel al que la ¿falsa? pelirroja le quitó la multa, pero no la culpa de haberse excedido en los gastos de su campaña por la chamba que el Peje en 2000 le ganó, nos podemos ir preparando para un “Patriot Act”, amenizado con una “revolución cultural de Los Cuatro o Cinco”, al estilo chino.
AMLO, que sigue a la cabeza de las encuestas, ha presentado su nuevo y contundente libro con gran éxito en el DF, en su natal Tabasco, en Sonora, en Guerrero, y sigue. Pero este autor, licenciado en Ciencias Políticas, tiene otros: “Los primeros pasos (Tabasco 1810-1867)”, “Del esplendor a la sombra: La República restaurada (1867-1876)”, “Tabasco, víctima del fraude electoral”, “Entre la Historia y la esperanza” y la magna e indispensable denuncia: “Fobaproa, expediente abierto”.
En el inmoral Mare Mágnum de la pelea de Fox, que aspira al sometimiento total del país cual el Menem septentrional, sólo queda oponerle la firme decisión de tener y obtener por fin un México para los mexicanos, ese que tratan de robarnos los cuatro prianistas presidentes neoliberales.
Y los que a eso aspiramos encontramos en el libro de López Obrador, “Un Proyecto Alternativo de Nación”, los argumentos e informaciones necesarios para formarnos un criterio y luchar por ideas verdaderamente compartidas, a mi entender, las únicas que pueden salvar al país. Lean el libro y luego hablamos, estimados lectores de este espacio a los que deseo con afecto lo mejor en este fin de año. La siguiente cita es para el ocho de enero de 2005.
www.manu-dornbierer.com.mx
